Así juró Felipe VI la Constitución: discursos, invitados, ausencias…

El poder Legislativo y Ejecutivo se repartieron la responsabilidad en una jornada histórica para la Corona y para el heredero al trono

Felipe de Borbón jura la Constitución | CONGRESO DE LOS DIPUTADOS

El 30 de enero de 1986 coincidiendo con su mayoría de edad, «tal como ha sido certificado, a instancias del Presidente del Gobierno, por el Ministro de Justicia en su calidad de encargado del Registro Civil de la Familia Real», el Príncipe heredero juró en sesión conjunta ante las Cortes Generales la Constitución que el pueblo español había refrendado y su padre sancionado en 1978.

Gregorio Peces-Barba en calidad de presidente del Congreso, fue el encargado de dirigirse, previa solicitud a sus Señorías de ponerse en pie, a un entonces joven Felipe de Borbón: «Señor, las Cortes Generales están reunidas para recibir de Vuestra Alteza, como Príncipe Heredero de la Corona de España, el juramento que venía a prestar con arreglo a la Constitución».

El Príncipe jura respetar los derechos de los ciudadanos y de las Comunidades Autónomas

Tras el asentimiento nervioso del Príncipe, y con tres «Vivas», a la Constitución, al Rey y a España, Peces-Barba clausuró el acto. Poniendo fin y dando carpetazo a dos meses de intenso debate de protocolo. En el centro, definir el papel del poder legislativo y ejecutivo en un escenario del que no había antecedentes.

Reparto de funciones

La coyuntura se salvó otorgando a las Cortes, en línea con lo expresado por Peces-Barbas en su discurso, el mayor de los protagonismos, «son el primer poder del Estado, de acuerdo con la Constitución y la sede natural de un acto de tanta trascendencia, porque es el pueblo español, y ellas como sus representantes, las fuentes de la soberanía y de la legitimidad».

Fragmento del discurso de Peces-Barba

Al ejecutivo, por su parte, con el presidente Felipe González a la cabeza se le reservó más responsabilidades en la posterior recepción que la Casa Real otorgó en el Palacio Real donde se entregó al heredero el Collar de la Orden de Carlos III.

Las Cortes Generales reunidas en sesión solemne | CONGRESO DE LOS DIPUTADOS

Una doble dimensión

En la sesión solemne celebrada en el Palacio de las Cortes, tal como se pacto entre las partes implicadas, solo intervino el Letrado Mayor de las Cortes, Luis Cazorla Prieto, el presidente de la Cámara y el protagonista de la jornada.

Precisamente, Cazorla Prieto fue el encargado de dar lectura al acuerdo adoptado en el Consejo de Ministros del 27 de noviembre de 1985 en conformidad con el art. 61 de la Constitución. Un texto en el que destacó la doble dimensión -simbólica y jurídica- que el Gobierno deseó resaltar de un hecho sin precedentes. Nunca antes un Príncipe heredero había jurado una Constitución ante los representantes de la soberanía nacional.

«Viene a concretar en una ceremonia solemne el compromiso del Heredero de la Corona ante el ordenamiento constitucional», aseguraba el texto

Tras el Letrado Mayor, tomó la palabra el presidente del Congreso para alabar el encaje institucional y la normalidad democrática de la monarquía parlamentaria en el sistema español. Además, tuvo palabras de reconocimiento para el padre del monarca Juan Carlos I y abuelo del heredero, Don Juan de Borbón. «La monarquía se basa también en el esfuerzo y en el sacrificio del Conde de Barcelona, y en su conducta ejemplar en defensa de los valores de respeto al Imperio de la Ley y de la libertad individual durante muchos años», señaló el presidente para emoción del citado.

Peces-Barba también quiso significar la mayoría de la Cámara y la condición socialista de Gobierno. «Los hechos son los hechos, y creo que poner de manifiesto esta realidad ayuda también a entender la solidez de la situación constitucional y el apoyo de todos a la Corona», sentenció.

«Este acto se produce en un momento especialmente significativo de la vida política de nuestro país, con una mayoría socialista», destaca el presidente de la Cámara

Un apoyo a la monarquía del que también hizo partícipe al resto de Grupos Parlamentarios, «la presencia en sus escaños de los dirigentes de la oposición revela también ese hecho. Si ellos ocupan el Gobierno de la Nación, refrendarán vuestros actos de la misma manera«.

Tribuna de invitados

La sesión arrancó a las once y diez de la mañana cuando la Familia Real hizo entrada al hemiciclo por el vestíbulo de Isabel II. Una vez tomaron asiento sonó el himno nacional, que volvería a ser tocado al concluir el acto a las once y media. En el estrado, acondicionado para la ocasión sin los asientos de los miembros de la Mesa y ocultada la tribuna de oradores, acompañaban a los Reyes y al heredero representes de los pilares del Estado.

Todo lo que ocurrió en esos veinte minutos, así como el protocolo para los instantes previos y posteriores, quedó recogido en el Ceremonial del acto formado por ocho páginas que se difundió para su conocimiento y cumplimiento entre las autoridades.

En la tribuna de invitados no faltó ninguno de los presidentes autonómicos que ocupaban parte de las primeras filas. Mientras en las bancadas, y como ocurre en sesiones solemnes, senadores y diputados se repartían como podían el espacio que normalmente solo ocupan los miembros del Congreso. Salvo Francesc Vicens, diputado de ERC que se ausentó a conciencia.

Concluida la celebración en la Carrera de San Jerónimo, que había visto cortado el tráfico desde primera hora, la comitiva se desplazó hasta el Palacio Real.

«Con la simpatía del Gobierno»

Tras recorrer los kilómetros que separan el Congreso del Palacio -engalanado para la jornada-, llegó el turno del protagonismo para el ejecutivo. Antes de la recepción prevista para más de 1000 personas, al Príncipe de Asturias le esperaba otro momento de importante carácter institucional con la concesión del Collar de la Orden de Carlos III.

Un reconocimiento que se concede previa aprobación del gobierno, como recordó González en su breve discurso. Un gesto que no por puramente protocolario, fue menos simbólico: el Secretario General del PSOE, históricamente republicano, pilotando y perpetuando la sucesión de la corona. Inimaginable años atrás cuando Franco designó a Juan Carlos su sucesor en 1969.

Real Decreto 117/1986, de 24 de enero

González, antes de hacerle entrega del collar a Juan Carlos para que se lo impusiese a su hijo, añadió: «esta España democrática y libre apuesta hoy por su futuro constitucional en la persona de vuestra Alteza Real, que sabe que cuenta con la lealtad y la simpatía del Gobierno«.

Por su parte, el heredero Felipe, que la anoche anterior había pronunciado su primer discurso en TVE en el que pidió «a todos que me presten su aliento para ayudarme a ser digno heredero de la Corona de España», volvió a tomar la palabra ante el presidente del gobierno y sus ministros.

«Quiera Dios que este acto sencillo y emotivo, sea el exponente de nuestra unión a fin de que todos y cada uno desde el puesto que nos corresponde, podamos cumplir nuestra misión en la paz, en la libertad y en la justicia para el engrandecimiento de nuestra Patria», concluyó el Príncipe de Asturias.

37 años después de aquella jornada, ahora es su hija la Princesa de Asturias, Leonor, quien jurará la Constitución el 31 de octubre, coincidiendo con su mayoría de edad y también recibirá el Collar de la Orden de Carlos III. No es la época de su padre, ni las Cortes de entonces, tampoco la monarquía es la misma. Por eso mismo, será una mujer, la presidenta del Congreso Francina Armengol quien dirigirá y ordenará la sesión que consolidará en la sucesión al trono a otra mujer. La primera desde Isabel II.

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