Esta semana la Mesa del Congreso ha sometido a consideración un informe del Arquitecto Conservador del Congreso para reformar la tienda de la Cámara Baja. Las obras tendrían como cometido habilitar un acceso directo desde la Carrera de San Jerónimo por el cual pudieran entrar los ciudadanos a pie de calle, así como, la ampliación de las instalaciones.
En la actualidad, la tienda está abierta al público, pero para poder ingresar a ella es necesario pasar el control de seguridad y de los ujieres. Esto, sumado a que no cuenta con un escaparate de productos visible desde el exterior, ha provocado que quede prácticamente «escondida» y sea desconocida para la mayoría de viandantes que a diario suben y bajan por la emblemática cuesta.
El nuevo diseño abogaría por aprovechar una puerta lateral para crear una entrada independiente al resto del edificio y un zaguán que está en desuso para crear una sala previa a la tienda. Este espacio serviría como escenario para exposiciones y campañas de divulgación. La propuesta está presupuestada en 60.000 euros.
Tras el visto bueno del informe por parte de la Mesa ahora será necesario el informe de seguridad.
¿Qué y dónde?
La tienda del Congreso lleva abierta desde finales de 2005 y fue una apuesta personal del entonces presidente de la Cámara, Manuel Marín, inspirándose en el modelo del Parlamento Europeo. Ubicada en la planta baja del edificio de la Carrera de San Jerónimo nº 36 (Ampliación III), está a pie de calle pero nunca ha contado con un acceso independiente, lo que ha dificultado su proyección. Además no hay venta online, solo presencial.
Según consta en la web del Congreso, el horario de apertura al público es de lunes a viernes: de 9:30 a 14:30 horas y martes y miércoles también en horario de tarde, de 16:30 a 18:30 horas.
El establecimiento cuenta con una amplia oferta de productos que superan el medio centenar. Los precios van desde 1 euro, que es lo que cuesta un bolígrafo o un pack de lápices de recuerdo, a los 300 euros, por los que se puede adquirir un ejemplar de la Constitución (encuadernado en tela y piel) o una medalla de plata conmemorativa de la proclamación del Rey. Entre otros objetos se venden paraguas, carteras, baterías portátiles, abanicos, corbatas, llaveros o memorias USB, todos ellos personalizados con el emblema de la Cámara.
La tienda recibe anualmente una partida de 35.000 euros enmarcada dentro de los Presupuestos del Congreso y los ingresos que genera van a parar al Fondo de Remanente Presupuestario.
A pesar de su naturaleza como instrumento divulgador de la institución entre la ciudadanía, como consecuencia de las peculiaridades de la ubicación y del modelo de venta, su clientela más habitual y fiel suelen ser los propios diputados y diputadas. De ahí, la necesidad de una reforma que permita aumentar su visibilidad y los fines para los que fue concebida, que van más allá de lo comercial.
Parlamento Abierto
Esta reforma de la tienda iría en línea con la estrategia impulsada por la Presidencia para acercar la institución a la ciudadanía y que en lo que va de legislatura ha cristalizado en la propuesta del I Plan de Parlamento Abierto. Una iniciativa encargada a la Secretaria General por la Mesa y que plantea entre otras cuestiones la creación de una sede electrónica del Congreso y de un registro de votación nominal en comisión.
El pasado mes de junio concluyó el plazo otorgado a los grupos de la Cámara Baja para presentar aportaciones a la propuesta inicial, pero solo el Grupo Socialista, el grupo Popular y el grupo plurinacional SUMAR registraron nuevas medidas.