Desde 2020, el Ayuntamiento de Barcelona ha destinado aproximadamente 6 millones de euros en erradicar grafitis en los vagones del Metro. La presidenta de Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) y primera teniente de alcalde, Laia Bonet, ha subrayado que la metrópoli aplica una política estricta de tolerancia cero respecto a las pintadas en el sistema de transporte subterráneo.
Bonet también ha resaltado que los esfuerzos implementados, incluyendo el Plan Antigrafitis de la Guardia Urbana en colaboración con los Mossos d’Esquadra, han permitido reducir en un 75% los costes asociados a la limpieza de estos actos vandálicos. “Todo esto nos ha ayudado a reducir el impacto no solo en términos de coste económico, sino en la afectación de centenares de miles de usuarios”, declaró Bonet.
En términos concretos, mientras que en 2020 se registraron pintadas en 737 trenes, para 2024 esta cifra se redujo a 350. Esto se tradujo en un descenso de los gastos de limpieza de 2,2 millones de euros a 730.000 euros y una reducción de los retrasos de 6 horas a poco más de 3 horas.
LIMPIEZA
Las líneas L1 y L4 del Metro, que son las más afectadas por grafitis, cuentan con estaciones de limpieza al final de cada una donde se realiza la retirada de las pintadas. La estación de Hospital de Bellvitge, en la línea L1, dispone de un sistema de lavado similar al automotriz, que incluye un tratamiento específico para grafitis. Allí, los trabajadores emplean productos químicos y agua caliente a presión para devolver los vagones a su estado original.
Este meticuloso proceso, que ha costado 418.000 euros en lo que va de 2025 (unos 2.000 euros por pintada), permite limpiar cerca de 1 metro cuadrado de grafiti cada 20 minutos. Además, Bonet apuntó que la superficie total de los grafitis ha disminuido un 80% desde 2020, gracias en parte a la vigilancia reforzada.