De aquí a final de año el Congreso prevé celebrar hasta 10 plenos, así lo contempla el calendario aprobado por la Mesa de la Cámara Baja para este segundo período de sesiones, que ha protagonizado la primera polémica del nuevo curso político.
Aunque el calendario se pactó y se hizo público hace varias semanas, el PSOE propondrá en la Junta de Portavoces de hoy que se reúne a partir de las 12:00 horas, que el Pleno de la semana que viene se limite a dos días en lugar de tres, liberando el jueves día 11, festivo en Cataluña, para facilitar que los diputados catalanes puedan participar en las celebraciones de la Diada en su comunidad.
El anuncio de los socialistas rápidamente suscitó críticas en la oposición. Ester Muñoz, portavoz del PP en el Congreso, remarcó que «en 47 años» nunca se ha interrumpido un Pleno en la Cámara Baja debido a una festividad autonómica. Sin ir más lejos, en 2024 se celebró una sesión de control el Día de Andalucía, 28 de febrero, y hubo Pleno el 9 de octubre, coincidiendo con el Día de la Comunidad Valenciana. Además, tal como ha podido constatar Demócrata, desde la Transición, el Congreso ha celebrado pleno el día de la Diada hasta en 15 ocasiones.
Se espera que en la Junta de Portavoces la iniciativa reciba el respaldo de ERC y Junts, para desagrado de la oposición que no cesa su crítica al Gobierno por tratar de modificar el esquema habitual de los plenos ante el temor de perder votaciones si se ausentan los diputados catalanes. Entre las cuatro provincias que conforman la CCAA suman 48 diputados.
De 1980 a 2024
La realidad es que no solo no hay precedentes de que se haya paralizado la actividad por una festividad autonómica, sino que hasta en 15 ocasiones, ha coincidido que el 11 de septiembre había pleno en la Cámara Baja. La primera ocasión se dio en 1980 y luego habría que esperar una década, hasta 1990, para que a los diputados catalanes les volviera a coincidir el día de Cataluña con su agenda como parlamentarios en Madrid. Durante la década de los noventa, volvería a darse esta casuística en 1991 y 1996.
El calendario quiso que esta situación se volviera mucho más frecuente a partir del 2000. Hubo pleno el 11 de septiembre en 2001, 2002, 2003, 2007, 2008 y 2009, 2012, 2013 y 2014. Para entonces, la situación en Cataluña ya era muy complicada y el procés iba ganando mucho terreno. La Diada se convirtió en un ejercicio de demostración de fuerza independentista. En los últimos años, está coincidencia se ha dado en 2018, 2019 y 2024.
Jueves, el día grande
Más allá de facilitar que los diputados catalanes puedan participar en las celebraciones de la Diada en su comunidad con normalidad, como trasladan desde el PSOE, la medida busca evitar que al Gobierno no le den las cuentas. De ser aprobada la propuesta socialista se modificaría el esquema habitual de los plenos, donde los jueves se destinan a debates con intervención del Gobierno, como los decretos-ley y las enmiendas de totalidad. Para esta tesitura también hay antecedentes, puesto que en 1980, 2008 y 2014, el 11 de septiembre además de ser día de pleno, era jueves.
Cambios en el contexto
Durante las primeras veces que se dio esta coincidencia, las alusiones a la Diada en el debate parlamentario fueron mínimas o incluso nulas. La evolución del proceso independentista y el cambio del discurso de los grupos nacionalistas, se puede ver reflejado a través de las intervenciones de diputados de CiU el 11 de septiembre.
En 2002, Salvador Sedó i Marsal, inicio su intervención haciendo mención a «la fiesta nacional» y reconociendo que «algunos la hemos tenido que celebrar lejos de nuestra demarcación». «Cumpliendo con agrado, eso sí, obligaciones en esta Cámara», añadió poniendo en valor la tarea de ser diputado. No obstante, Sedó i Marsal, también quiso que el resto de la Cámara y el Gobierno fuera consciente del «valor añadido» que el día tenía «para todos los integrantes de mi grupo que estamos aquí hoy».
Sin embargo, en 2014 cuando Martí Barberà i Montserrat subió a la tribuna el 11 de septiembre e hizo alusión a la Diada, deseó que fuera una jornada «apasionante e histórica preludio de un tiempo muy próximo en el que todas las naciones sin Estado podamos decidir nuestro futuro en paz».
