Más de cuarenta letrados de las Islas Baleares han plasmado su firma en un manifiesto que acusa de genocidio a las acciones en Gaza, señalando la inacción y por ende complicidad de la comunidad internacional.
Los profesionales del derecho han manifestado que se está violando «la derogación de hecho de las normas de Derecho Internacional que hasta hace poco habían sido la base sobre la cual se fundamentaban el orden y la estabilidad global».
«No podemos ni queremos pasar por alto que estos hechos lamentables nos pueden abocar peligrosamente a un escenario de un mundo sin normas, y por tanto a un contexto de incertidumbre, de inseguridad y desconfianza que abre la puerta al ejercicio arbitrario de la autoridad», lo que representa, según ellos, «dar carta blanca a una indiscriminada e impune violación de los derechos humanos».
Los firmantes han exigido a las autoridades un compromiso sólido para reinstaurar «un marco normativo en el que los principios morales, éticos y humanitarios se prioricen siempre por encima de los intereses, y que en el caso actual del genocidio que impunemente se perpetra en Gaza, aquellos intereses no puedan en ningún caso constituir motivo ni excusa para la impunidad del estado genocida».
Asimismo, han hecho un llamamiento a España y a la Unión Europea para que, «más allá de la retórica de las palabras», implementen todas las medidas posibles para detener el genocidio, restablecer la paz y apoyar al pueblo palestino «hasta su consolidación como estado soberano, libre e independiente».
Finalmente, los abogados han criticado la permisividad de la comunidad internacional y particularmente de las instituciones europeas frente a la masacre liderada por Israel. «Demuestra que desgraciadamente aquellas decisiones de orden internacional que se tendrían que adoptar con criterios de justicia y respeto por los derechos humanos, a la hora de la verdad se resuelven primando por encima de todo los intereses económicos de las grandes corporaciones y de los poderosos lobbies, la codicia ilimitada de los cuales no tiene miramientos a la hora de condicionar incluso la estabilidad mundial, o cuando menos, a convertir un bien tan apreciado como la paz en simple moneda de cambio de transacciones comerciales».