La controversia en torno a Eurovisión 2025 sigue escalando tras la inesperada puntuación del público español a Israel, país que obtuvo los 12 puntos máximos del televoto pese a las críticas por su participación en pleno conflicto con Gaza. RTVE ha solicitado formalmente a la Unión Europea de Radiodifusión (UER) una auditoría urgente para investigar si el voto popular pudo estar influido por campañas externas o por la tensión geopolítica. Mientras tanto, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha pedido la expulsión de Israel del certamen y ha reclamado los mismos criterios que se aplicaron a Rusia, generando un cruce diplomático con Jerusalén.
Desde Israel, la respuesta no se ha hecho esperar. La portavoz de su embajada en Madrid ha tildado de “berrinche colectivo” la reacción en España ante el éxito parcial de su representante, Yuval Raphael, superviviente de un atentado de Hamás. “Una artista queda segunda, recibe el voto del público español, y la reacción es acusar de manipulación o antisemitismo”, denunció. El caso ha revelado la profunda fractura entre política y cultura en eventos como Eurovisión, donde la música parece cada vez más incapaz de mantenerse al margen de los conflictos globales.