El Instituto Interuniversitario de Filología Valenciana (IIFV), que incluye a las universidades de Alicante, València y Jaime I de Castelló, aboga por conservar el nombre oficial en valenciano ‘València’, con tilde abierta. Advierten que modificarlo sin fundamentos filológicos sólidos representa una ruptura cultural y lingüística sin fundamento.
En una reunión de su Consejo General, el organismo unánimemente respaldó un documento de alegaciones dirigido al Ayuntamiento de València para reafirmar el uso del topónimo ‘València’ ‘tal como ha sido consolidado histórica y normativamente’. Esta acción es una respuesta a la sugerencia de cambiar el nombre de la ciudad a la forma bilingüe ‘Valencia/Valéncia’.
Argumentos Históricos y Lingüísticos
El documento destaca la importancia de la tradición escrita, que data de las Normes de Castelló de 1932 y otros textos antiguos que ya empleaban la grafía ‘València’. Según un comunicado del IIFV, esta grafía es parte integral de la ortografía regular del valenciano y de la identidad colectiva valenciana.
Vicent J. Escartí, director del IIFV, señala que alterar el topónimo sin base filológica adecuada ‘supone una fractura cultural y lingüística que no tiene justificación alguna’. Además, advierte sobre los riesgos de introducir una excepción ortográfica que complicaría el aprendizaje y causaría confusión, aumentando además los costes económicos, como la actualización de señalética y la duplicidad de nombres en instituciones como la Universitat de València.
El IIFV también recuerda la necesidad de adherirse a la tradición histórica y lingüística según el Decreto 58/1992 y los criterios de la Acadèmia Valenciana de la Llengua, además de seguir las directrices internacionales como las de la Unesco.
‘València’ no solo es relevante para el Ayuntamiento o sus ciudadanos, sino que es un patrimonio de toda la comunidad valenciana, siendo la capital autonómica y un referente para la provincia y el territorio histórico, afirmó Escartí.
Respeto Institucional y Científico
El instituto insta a un manejo respetuoso de las cuestiones lingüísticas, evitando que se conviertan en objeto de disputas políticas. ‘Deben abordarse con criterios científicos y con profundo respeto por las instituciones académicas de referencia, como la AVL y los centros universitarios dedicados a la investigación y normalización del valenciano’, concluyó Escartí.