Preocupación extrema por el estado de salud del exlíder del PSOE en Extremadura, Guillermo Fernández Vara. Aunque algunas informaciones han hablado ya de su fallecimiento, fuentes socialistas confirman a Demócrata que este aún no se habría producido.
A los 66 años Fernández Vara lleva una larga lucha contra el cáncer. Médico de formación y figura clave del socialismo en la última década, fue presidente de la Junta de Extremadura en varias etapas y uno de los barones más influyentes del partido.
Una vida marcada por la política y la sanidad
Guillermo Fernández Vara (Olivenza, 1958) dedicó su vida a la política y a la medicina. Licenciado en Medicina y especialista en Medicina Legal, dio el salto a la política en la década de los noventa y rápidamente se consolidó como una de las voces de referencia del socialismo extremeño.
Fue consejero de Sanidad de la Junta de Extremadura y, más tarde, presidente autonómico en dos etapas: primero entre 2007 y 2011, y después entre 2015 y 2023. Durante ese tiempo se convirtió en uno de los barones más escuchados del PSOE, con influencia en los debates internos del partido a nivel nacional.
Su lucha contra el cáncer
En 2023 anunció públicamente que padecía un cáncer de estómago. Tras ser operado, reconoció que pasaba “momentos muy complicados” debido a los efectos del tratamiento. “Quiero seguir viviendo por los míos y por tanta gente que nos necesita”, confesó emocionado en un congreso del PSOE de Badajoz en 2024, donde recibió una ovación cerrada de sus compañeros.
Lejos de apartarse del todo de la política, mantuvo presencia en los congresos socialistas regionales, aunque ya en un segundo plano. En sus últimas intervenciones habló abiertamente de la enfermedad y de la soledad que atravesaba durante los tratamientos: “Pienso mucho en la soledad del corredor de fondo”, dijo entonces.
Un referente socialista
Vara ha sido considerado un dirigente pragmático, con gran capacidad de negociación. Durante sus mandatos impulsó políticas de sanidad, educación y desarrollo rural, siempre con el foco en reducir las desigualdades de una de las regiones más castigadas por el desempleo.
A nivel interno, mantuvo un perfil leal pero también crítico dentro del PSOE, especialmente en los debates sobre la dirección del partido en tiempos de crisis.