El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha solicitado la expulsión de Israel del Festival de Eurovisión, alegando que “no puede haber dobles estándares” en la aplicación de los criterios éticos y culturales que rigen en Europa. Por su parte, la Unión Europea de Radiodifusión (UER) ha anunciado que llevará a cabo un «amplio debate» con las emisoras participantes en el certamen musical. El objetivo, explican, es «reflexionar y obtener opiniones sobre todos los aspectos del evento de este año» como parte del proceso de preparación de la 70ª edición del festival, que se celebrará en 2026.
Sánchez ha comparado la situación de Israel con la de Rusia, vetada del certamen desde su invasión de Ucrania en 2022. «Nadie se llevó las manos a la cabeza cuando se exigió la salida de Rusia de competiciones internacionales como Eurovisión. Tampoco debería hacerlo Israel», declaró. El presidente subrayó que la posición de España debe ser “coherente y constante” con el respeto a la legalidad internacional y los derechos humanos.
Una posición política con implicaciones culturales
La participación de Israel en la 69ª edición del Festival de Eurovisión ha desatado una ola de controversias políticas y sociales. La actuación de su representante, Yuval Raphael, coincidió con nuevos bombardeos en Gaza, lo que para muchos sectores ha evidenciado una desconexión entre la narrativa cultural del certamen y el contexto político internacional.
La polémica se intensificó tras conocerse que Israel recibió la máxima puntuación del televoto en España, un resultado que varios partidos han calificado de “manipulado” o condicionado por campañas políticas. Podemos e Izquierda Unida, por ejemplo, han exigido la expulsión inmediata de Israel del certamen y han denunciado una operación de «lavado cultural» mediante su participación en el festival.
«Resulta incomprensible que se blinde a Israel ante cualquier crítica», afirmó el coportavoz de Podemos, Pablo Fernández, refiriéndose también a la amenaza de sanción a RTVE por emitir un mensaje en favor de Palestina justo antes de la final del festival. En la misma línea, el coordinador federal de IU, Antonio Maíllo, criticó lo que considera una “doble vara de medir” por parte de la Unión Europea de Radiodifusión (UER), que vetó a Rusia, pero permite la participación israelí.
Divisiones políticas y reacción institucional
El ministro israelí de la Diáspora, Amichai Chikli, ha reaccionado con dureza al respaldo del televoto español a la representante de Israel en Eurovisión, Yuval Raphael, quien recibió la máxima puntuación del público. A través de un mensaje en la red social X, Chikli lanzó una crítica directa al presidente Pedro Sánchez, en un tono cargado de sarcasmo: «La bofetada la hemos escuchado en Jerusalén», escribió, haciendo alusión al contraste entre la posición oficial del Gobierno español sobre el conflicto en Gaza y el apoyo popular reflejado en el festival.
El comentario del ministro se produce en un contexto de creciente tensión diplomática, después de que los presentadores españoles hicieran referencias a las víctimas en la Franja de Gaza durante la gala.
Divisiones políticas y reacción institucional
Las declaraciones de Sánchez han recibido apoyo en parte del arco parlamentario, pero también duras críticas. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, acusó a RTVE de estar “secuestrada por la politización bochornosa” del Gobierno y reprochó el silencio de ciertos sectores ante abusos en países musulmanes.
Por su parte, la vicepresidenta primera del Gobierno, María Jesús Montero, defendió que la posición del Ejecutivo «no es ideológica, sino una cuestión de humanidad» ante lo que calificó como «la barbarie en Gaza».
Más Madrid, a través de su diputada Tesh Sidi, ha reclamado explicaciones sobre el televoto en España y ha sugerido que se destine el dinero recaudado a la ayuda humanitaria en Gaza, mientras se investigan posibles injerencias o manipulaciones.
La UER evita sancionar a RTVE, pero no despeja la polémica
La Unión Europea de Radiodifusión ha intentado calmar las aguas aclarando que no sancionará a RTVE por el mensaje en defensa de Palestina emitido antes del inicio de la final. Sin embargo, la falta de transparencia en el recuento del televoto y la negativa de la organización a tratar públicamente la situación política de los países participantes han mantenido el debate vivo.
España, junto con otros países como Bélgica, Islandia o Eslovenia, ha pedido a la UER que aclare los criterios aplicados en el televoto y la política de admisión de países en conflicto activo.
Un debate que trasciende Eurovisión
Más allá del contexto musical, la petición de Sánchez reabre el debate sobre la relación entre cultura, política y derechos humanos en el ámbito internacional. La controversia en torno a la participación de Israel en Eurovisión refleja las tensiones actuales en Europa sobre cómo deben gestionarse los conflictos armados en espacios públicos y simbólicos, donde tradicionalmente se ha evitado el posicionamiento político.











