La mayoría absoluta del PP en el Senado, junto con el apoyo de Vox, ha sido determinante para desestimar una moción propuesta por el PSOE que pretendía condenar los “ataques” a las sedes de partidos políticos y el “acoso físico y virtual y las agresiones físicas” a políticos, acciones que el partido socialista atribuye a una estrategia deliberada para “dañar la convivencia democrática”.
Durante un debate marcado por la tensión, el senador del PSOE Secundino Caso ha criticado las “agresiones” que, según él, se dirigen principalmente hacia el partido en el gobierno y su líder, Pedro Sánchez, destacando el continuo “acoso de su familia” y las “descalificaciones personales”. Secundino Caso ha expresado su preocupación por cómo las redes sociales se han transformado en un “campo de batalla y destrucción del que piensa diferente”, advirtiendo sobre la “escalada de violencia verbal” que pervierte el ambiente político y social.
Por otro lado, Vicente Tirado del PP ha acusado al PSOE de utilizar la moción para desviar la atención de los escándalos que, según él, involucran a la familia Sánchez-Gómez en negocios turbios. Aunque ha afirmado que su partido “condena todos los ataques de todas las sedes de todos los partidos políticos”, ha tachado de “inadmisible” que el PSOE, a su juicio responsable de degradar el debate político, pretenda ahora impartir “lecciones de convivencia”.
Ángel Pelayo Gordillo de Vox ha señalado que, aunque su partido rechaza “cualquier acto de violencia política”, critica que el PSOE presente un relato de victimización mientras omite los “ataques” constantes a su partido.
Representantes de otros partidos como PNV, Compromís y Junts, han intervenido en el debate criticando los tonos y discursos agresivos que, en su opinión, están deteriorando la calidad del diálogo político en el Senado, comparándolos con discusiones de bar más que con debates parlamentarios.
La moción socialista también instaba a las fuerzas políticas a eliminar de su retórica cualquier mensaje que incite al odio y trabajen conjuntamente para expulsar el insulto y la hostilidad del debate político, en un esfuerzo por preservar los valores democráticos y el pluralismo político.