La Mesa Nacional del Ajo, desde Las Pedroñeras en Cuenca, ha advertido sobre un declive en la competitividad del ajo español, evidenciado por una reducción constante en sus ventas tanto en mercados europeos (-17%) como extracomunitarios (-21%) durante las últimas cuatro temporadas.
En este mismo período, ha aumentado significativamente la importación de ajo de países no europeos por parte de la UE y España, con incrementos del 68% y 185%, respectivamente. En un comunicado, la mesa destacó los posibles efectos adversos de los aranceles estadounidenses sobre el ajo español, que representa cerca del 8% del consumo de ajo fresco en EE.UU., siendo el tercer mayor proveedor.
Las pérdidas económicas se estiman entre 4 y 20 millones de euros, dependiendo del escenario. La mesa ha expresado preocupación por el retroceso del ajo español en los mercados debido al aumento de los costos de producción y los aranceles impuestos por Estados Unidos, sumado a la reducción de opciones para el mantenimiento de la salud del cultivo.
“Esta situación se ve acentuada por la falta de comunicación al consumidor y distribución de las mayores exigencias a las que se somete la producción europea, lo que hace necesario un precio mayor del ajo europeo, que el de terceros países, ya que es el que más garantías sanitarias proporciona y dado que es un producto con bajo consumo per cápita –menos de 0,8 kg por persona y año– su incidencia en el coste de la cesta de la compra es irrelevante”, señalan desde la mesa.
Respecto a la actual campaña, con 24.000 ha sembradas, hay una ligera mejoría en la superficie cultivada tras tres años de caídas. No obstante, las adversidades climáticas y la escasez de sustancias activas han mermado los rendimientos. Andalucía ha destacado con un aumento del 31% en la superficie sembrada, recuperando parte de lo perdido en anteriores sequías.
Ante estos desafíos, la Mesa Nacional del Ajo subraya la urgencia de que las autoridades nacionales y europeas implementen medidas de apoyo para proteger y potenciar la competitividad del cultivo del ajo, asegurando así el empleo y la prosperidad en las zonas rurales.











