Este jueves, la Consejería de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural de Andalucía ha organizado una reunión telemática con la Mesa de Interlocución Agraria para discutir los recientes acontecimientos sobre la peste porcina africana detectados en Cataluña. En este encuentro virtual, que contó con la presencia de actores clave del Ministerio y de las comunidades autónomas, se compartieron las últimas actualizaciones del Comité de la Red de Alerta Sanitaria Veterinaria (Rasve). Daniel Quesada, director general de la Producción Agrícola y Ganadera, estuvo entre los asistentes.
Consolación Vera, viceconsejera de Agricultura, lideró la discusión, enfocándose en la necesidad de “reforzar las medidas de bioseguridad que es preciso tomar en las granjas o la importancia del control de la población de jabalíes”, según indicó una nota de la Junta. Además, enfatizó en la intensificación de los controles en animales y movimientos del ganado porcino, poniendo énfasis en aquellos provenientes de áreas de alto riesgo.
“Un mensaje de confianza y tranquilidad” fue lo que transmitió Vera a los productores, asegurando que “Andalucía está actualmente libre de peste porcina africana y confiamos en poder continuar en esta misma situación si todos ponemos de nuestra parte”. Subrayó la pronta respuesta de la Junta ante los primeros casos en Cataluña, destacando la colaboración entre las diferentes consejerías y el sector para prevenir la enfermedad en Andalucía.
Vera también resaltó la importancia de la colaboración ciudadana para manejar la población de jabalíes y la necesidad de regionalizar los cierres de mercados internacionales para no afectar a zonas libres de la enfermedad como Andalucía. Estas acciones son cruciales para proteger un sector que generó más de 308 millones de euros en exportaciones en 2024.
La reunión también contó con la participación de organizaciones agrarias y representantes gubernamentales, enfocándose en estrategias para controlar y erradicar la peste porcina africana, una enfermedad que, aunque no afecta a humanos directamente, podría tener severas repercusiones económicas para los ganaderos.
