La Conselleria de Agricultura, Pesca y Medio Natural, junto con el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (Imedea), ha puesto en marcha “Remar2”, la segunda fase del programa de seguimiento pesquero orientado a reforzar la sostenibilidad de la pesca profesional y recreativa en el archipiélago, que integrará herramientas de inteligencia artificial (IA).
Según ha detallado la Conselleria en una nota, esta nueva etapa se financia con el impuesto de turismo sostenible (ITS), da continuidad al trabajo iniciado hace dos años y consolida la apuesta del Govern por una gestión pesquera “moderna, rigurosa y basada en evidencia científica”.
El objetivo central de “Remar2” es desarrollar sistemas de control que permitan al Ejecutivo aplicar con mayor exactitud los planes de cogestión pesquera.
“Aunque la flota balear es relativamente pequeña y considerada globalmente sostenible, la normativa europea y las exigencias del mercado reclaman información cada vez más detallada y verificable sobre la actividad pesquera y su impacto ecológico”, ha señalado el director general de Pesca, Antoni M. Grau.
Por este motivo, ha añadido, el proyecto se decanta por un sistema de monitoreo integral que evalúa el esfuerzo pesquero, la composición y el tamaño de las capturas.
En el ámbito de la pesca profesional, también se analizan los rendimientos económicos con el fin de disponer de una imagen “precisa” del estado de los recursos marinos y de las tendencias que pueden condicionar su viabilidad.
La IA entra en juego en el control de capturas
Entre las principales novedades del programa, ha remarcado la Conselleria, destaca la incorporación de tecnologías de IA capaces de identificar, medir y contabilizar peces y crustáceos a partir de imágenes.
En la pesca profesional, los ejemplares se fotografían en la lonja y el sistema de IA determina de forma automática la especie y la talla, lo que ofrece un nivel de detalle “sin precedentes” sobre las capturas desembarcadas.
En cuanto a la pesca recreativa, el proyecto trabaja para que las fotografías que los pescadores toman al registrar sus capturas en las reservas marinas puedan ser verificadas y medidas de manera automática, incrementando así la fiabilidad del registro y la coherencia de la información obtenida.
“Remar2” contempla igualmente el refuerzo del sistema científico de seguimiento de los recursos mediante la ampliación de la red de telemetría acústica de Baleares, con la intención de extenderla a las cuatro islas.
Esta red de receptores hace posible analizar los desplazamientos y migraciones de peces, rayas y tiburones costeros mediante marcaje electrónico, además de localizar áreas de especial relevancia ecológica, como las zonas de agregación reproductora.
La combinación de estos datos con modelos matemáticos e información espacial de las embarcaciones aspira a generar un flujo constante de información que facilite la evaluación del estado de los ecosistemas y la detección temprana de posibles cambios en las poblaciones.
Trabajo de campo y protección de los datos
El programa se completa con la labor de campo de un equipo científico que embarca de forma periódica con pescadores profesionales para recoger información que no puede obtenerse a distancia, como las capturas descartadas o liberadas por talla, el estado de los fondos marinos y las condiciones ambientales que condicionan las pesquerías.
Todos los datos recabados por el Imedea se procesan de manera agregada y anónima, sin informar nunca sobre el comportamiento individual de ningún pescador.
El proyecto contempla que, más adelante, los pescadores puedan consultar directamente sus propios datos, lo que facilitará una toma de decisiones más informada y reforzará la cooperación entre la comunidad científica, la administración y el sector.
La incorporación de información espacial casi en tiempo real hará posible ajustar las zonas de pesca según la evolución de las capturas y contribuirá a la recuperación de las poblaciones de peces.
En la actualidad, “Remar2” está operativo en Mallorca, Ibiza y Formentera, con la previsión de extenderse a Menorca. Las particularidades ecológicas de cada isla obligan a adaptar ciertos aspectos del seguimiento, pero la meta final es armonizar las metodologías y establecer un marco de monitoreo común para todo el archipiélago.