Agricultura & Alimentación

Castilla-La Mancha y Asiccaza impulsan un plan para frenar la sobrepoblación de conejo y dar salida comercial a su carne

Castilla-La Mancha y Asiccaza prueban un modelo para controlar el conejo silvestre y comercializar su carne con garantías sanitarias y trazabilidad.

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Castilla-La Mancha y Asiccaza impulsan un plan para frenar la sobrepoblación de conejo y dar salida comercial a su carne

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La Consejería de Desarrollo Sostenible, junto con la Asociación Interprofesional de la Carne de Caza Silvestre (Asiccaza), ha puesto en marcha un proyecto piloto que busca ofrecer una solución a un problema recurrente en el campo de Castilla-La Mancha: la sobrepoblación de conejo silvestre.

“La iniciativa pretende transformar esta dificultad en una oportunidad para el desarrollo rural, la industria alimentaria y la gastronomía”, ha señalado el viceconsejero de Medio Ambiente, José Almodóvar, según ha indicado la Junta en una nota de prensa.

En numerosas comarcas agrícolas castellanomanchegas, el conejo silvestre ha pasado de ser una especie habitual a convertirse en un serio riesgo para las explotaciones, sobre todo para los cultivos leñosos. El exceso de ejemplares se concentra en enclaves donde la actividad cinegética está restringida, como lagunas, márgenes de carreteras o taludes ferroviarios, lo que provoca daños reiterados campaña tras campaña.

Para dar respuesta a este escenario, el Ejecutivo regional y Asiccaza han diseñado un sistema que integra el control de la población, el aprovechamiento sostenible y la creación de valor añadido. “El objetivo es claro: reducir la presión sobre los cultivos y, al mismo tiempo, incorporar la carne de conejo silvestre al mercado con todas las garantías sanitarias y de trazabilidad”, ha subrayado Almodóvar.

El viceconsejero de Medio Ambiente ha detallado que, con esta iniciativa, consideran que “se pueden cubrir todas las fases, desde el campo hasta la mesa, generando una cadena de valor que incentiva la captura y la caza de conejos”.

“Queremos que se capturen muchos más conejos de los que venimos haciendo ahora. Y si además generamos empleo, aportamos valor añadido y fomentamos el consumo de carne saludable, será mucho más valioso. Así estaremos más cerca del objetivo: controlar la sobrepoblación y ayudar a nuestros agricultores”, ha añadido.

El plan se ha llevado a cabo en la comarca conquense de Las Pedroñeras y en el entorno de Pedro Muñoz (Ciudad Real), áreas especialmente castigadas por esta problemática. Durante noviembre y diciembre se han organizado doce jornadas de captura con hurón, un método tradicional y muy selectivo que permite intervenir en espacios donde no se puede disparar con escopeta. En conjunto, se han capturado cerca de 1.000 conejos, con una media de 80 animales por jornada.

Los ejemplares no se venden vivos, sino que se envían directamente a la industria transformadora, lo que garantiza una calidad “excepcional”. Desde el momento de la captura se asegura la trazabilidad completa y, posteriormente, los servicios veterinarios llevan a cabo los controles necesarios para certificar que la carne es apta para el consumo humano.

Este sistema no solo ayuda a disminuir el impacto sobre los cultivos, sino que también revaloriza un producto gastronómico de primer nivel. No se trata únicamente de atajar un problema agrario, sino de acercar a las cocinas una carne excelente que, en manos de los profesionales, se convierte en una propuesta culinaria de gran atractivo.

Un modelo con recorrido

El viceconsejero ha avanzado que la voluntad del Gobierno regional es ampliar este esquema a otros territorios con situaciones similares: “Hay muchas lagunas, taludes de carreteras y cotos sociales donde podemos actuar. Queremos demostrar que se puede convertir un problema del campo en una oportunidad para el medio rural, el sector cinegético, la industria y la gastronomía”.

Este proyecto piloto, impulsado por el Gobierno de Castilla-La Mancha en colaboración con Asiccaza, marca el inicio de un modelo de gestión sostenible del conejo silvestre en la comunidad. Si los resultados se confirman, se abrirá una nueva vía para la conservación, el impulso del medio rural y la innovación en la cocina.