La asociación agraria COAG Andalucía ha expresado su pesar por el ‘cese definitivo’ de las operaciones en la planta de Azucarera en Jerez de la Frontera (Cádiz), un evento que señala ‘el fin’ del cultivo de la remolacha en la zona.
A pesar de que la empresa ha descrito el cierre como ‘momentáneo’, COAG Andalucía ha alertado en un comunicado que esta medida ‘no solo representa el cierre de más de un siglo de historia industrial y agrícola en la provincia’, sino que ‘simboliza una crisis estructural que está desmantelando el sector agrario español, dejando apenas dos de las 90 fábricas azucareras que hubo en el país’.
Según COAG Andalucía, el cierre en Jerez refleja ‘un modelo industrial y político fallido que antepone la rentabilidad global inmediata a la sostenibilidad y el arraigo local’.
Diego Bellido, encargado de remolacha en COAG Andalucía, ha destacado que ‘la desaparición de la industria conlleva la desaparición de los cultivos’ y esto implica la pérdida de ‘valor añadido, empleo rural, sostenibilidad’, y lo que es ‘más grave’, la pérdida de ‘la soberanía alimentaria’.
Bellido también ha señalado que ‘la agonía’ de la remolacha es ‘consecuencia directa de una mezcla de presiones que asfixian al sector’, mencionando la política de precios con ‘una caída constante en los precios recibidos por los agricultores’, y el incremento en los costes, ‘con un aumento en los costes de producción, una regulación excesiva con restricciones fitosanitarias cada vez más severas sin alternativas viables’, sumado a ‘la falta de apoyo público’, con ‘reducción de las ayudas específicas y una reestructuración industrial que empuja la producción fuera de nuestras fronteras’.
Adicionalmente, COAG ha criticado que Azucarera ‘invierte 42 millones de dólares para trasladar parte de su producción a Paraguay’, lo cual ‘supone un gran daño’, ya que ‘esta deslocalización tiene graves consecuencias para el campo español’.
‘Estamos presenciando el final de uno de los cultivos más sociales y emblemáticos de nuestro país, el que promovió el desarrollo económico de nuestras zonas rurales y ayudó a mantener la población en el territorio’, ha afirmado Bellido. Él ha añadido que la remolacha azucarera ‘ha sido defenestrada y vilipendiada, víctima de políticas que no han sabido valorar su relevancia social, económica y ambiental como motor de cohesión territorial’.
Por ello, COAG ha reivindicado que la Política Agraria Común (PAC) ‘debe retomar su esencia’, que es ‘proteger a quienes alimentan Europa, asegurar un medio rural vivo y garantizar la soberanía alimentaria de sus pueblos’.
Finalmente, ha solicitado a las administraciones públicas una actuación ‘inmediata y coordinada’ que incluya ‘alternativas viables’, con ‘una oferta de soluciones concretas’ para agricultores, trabajadores y empresas afectadas, además de ‘medidas urgentes’ para proteger la producción nacional de remolacha en las áreas restantes y asegurar ‘la protección del empleo rural’ vinculado a este sector.
‘La remolacha azucarera somos todos, es nuestra tierra, nuestro empleo y nuestra soberanía’, concluyó Bellido.
















