La estrategia de alternar distintas especies y plantaciones en los paisajes forestales constituye una táctica fundamental para la prevención de incendios, así como la creación de áreas sin vegetación que frenen la “propagación y potencia del fuego” y faciliten su control, según explica Celia Gouveia, investigadora en la Unidad de Observación de la Tierra del Instituto Português do Mar e da Atmosfera y profesora en la Universidad de Lisboa.
Durante su participación en el Encuentro Internacional sobre ‘Derecho y riesgos meteorológicos extremos generados por el cambio climático’ en la Facultad de Derecho de la Universidad de Vigo, Gouveia señaló que la sucesión de incendios forestales impide que la vegetación se recupere adecuadamente, amenazando su resiliencia natural, especialmente en zonas de vegetación mediterránea.
La especialista también destacó que la combinación de sequías prolongadas y olas de calor incrementa el riesgo de incendios, afectando negativamente el secuestro de carbono y el ciclo del carbono de la vegetación. Por ello, aboga por modificar el diseño del paisaje para mitigar estos efectos, intercalando especies menos propensas a incendiarse.
“El clima no se puede cambiar a corto plazo, por lo que la solución reside en crear un paisaje que interrumpa la continuidad de especies y plantaciones, y establecer zonas sin vegetación para prevenir que los fuegos se conviertan en incendios de cuarta generación”, enfatizó Gouveia.
Por otro lado, María Concepción Gimeno, doctora y profesora de Derecho Público en la Universidad de León, criticó la inacción política frente a la legislación de prevención de incendios, señalando que el principal desafío reside en que las normas jurídicas son reactivas, estableciéndose post-catastrofe.