La conselleira do Mar, Marta Villaverde, ha solicitado en Bruselas que se corrijan en la próxima reunión de ministros europeos de Pesca los recortes planteados para el abadejo, el lirio y la caballa, especies clave para la flota gallega, al estimarse un perjuicio económico de 65 millones de euros para Galicia si finalmente se aplican estas reducciones.
En sus declaraciones a los medios en la capital comunitaria, Villaverde subraya que Galicia se “juega mucho” en la negociación de los Totales Admisibles de Capturas (TAC) y de las cuotas para 2026. Recuerda que el Consejo Internacional para la Exploración del Mar (ICES) propone un recorte del 70% para la caballa, del 41% para el lirio y del 26% en el abadejo —que se suma a una bajada del 36% el año pasado—, medidas que califica de “totalmente inasumibles”.
La titular de Mar explica que estos ajustes afectarían “sobre todo” a la flota de palangre, aunque el impacto podría llegar “incluso” a las artes menores. Añade que también existe inquietud por otras especies, como el lenguado, para el que se plantea una reducción del 9,1%.
Ante este escenario, la Xunta ha remitido al ministro de Pesca, Luis Planas, distintos informes socioeconómicos que detallan el efecto de estos recortes en Galicia. Con esa base, exige que, como mínimo, se mantengan las cuotas vigentes el año pasado y no se aplique “ninguna” disminución adicional.
En relación con la caballa, Villaverde reclama a la Unión Europea una “respuesta contundente” frente a la actuación de países como Noruega o Reino Unido, que “se autoasignan cuotas”, una práctica que, según denuncia, “penaliza el estado del recurso” y se lleva a cabo sin pescar de “forma sostenible”. Critica que flotas como la gallega, que realiza una pesquería “sostenible”, terminen soportando nuevos recortes para “equilibrar” esa “autoasignación”.
Respecto al mantenimiento de la cuota de merluza, la conselleira considera que es “lo mínimo”, ya que “lo ideal sería que se pueda elevar un poco”. Defiende que deberían establecerse “unas evaluaciones separadas” para las poblaciones localizadas en distintas áreas, de forma que se puedan fijar cuotas diferenciadas entre el sur y el mar del Norte, como ejemplo de una gestión más ajustada a la realidad biológica.











