Una reciente investigación del grupo de Fitopatología y Microbiología de Suelos del Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria, Pesquera, Alimentaria y de la Producción Ecológica (Ifapa) en La Mojonera, Almería, ha demostrado que la biosolarización es una opción efectiva para la desinfección de suelos en invernaderos sin recurrir a fumigantes químicos. La biosolarización combina el uso de enmiendas orgánicas con la solarización del suelo, preparándolo para nuevas campañas agrícolas.
Este estudio forma parte del proyecto ‘Optimización de la biosolarización para aumentar la salud del suelo en cultivos hortícolas protegidos mediterráneos’, que cuenta con financiación de fondos Feder y del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades. Según informó la Junta de Andalucía, los hallazgos, publicados en la revista ‘Frontiers in Microbiology’, constatan que esta técnica no solo es efectiva sino también amigable con el medio ambiente, mejorando las condiciones físico-químicas y biológicas del suelo.
Durante dos temporadas de cultivo de tomate, el estudio evaluó cómo la aplicación de estiércol fresco de oveja en verano afectaba las comunidades bacterianas autóctonas del suelo. Los resultados revelaron que las bacterias nativas no solo sobrevivían, sino que presentaban capacidad de antagonismo contra hongos patógenos como ‘Fusarium, Phytophthora o Botrytis’. Además, estas bacterias demostraron una alta densidad, desde millones hasta decenas de millones de UFC por gramo de suelo seco, lo que indica que la biosolarización favorece su proliferación.
El estudio destaca la importancia de estas bacterias nativas en la creación de suelos naturalmente supresivos a enfermedades y plantea cuestiones relevantes sobre la interacción con productos de biocontrol comercial. La diversidad funcional de estas bacterias puede ser clave en la eficacia de los tratamientos biológicos aplicados en los invernaderos, subrayando la necesidad de gestionar adecuadamente la microbiota natural del suelo.