La producción de vino con distintivo de calidad en las Islas Baleares ha llegado este año a los 55.126 hectolitros, lo que representa un aumento del 3,5% frente a 2024, según las cifras difundidas por la Conselleria de Agricultura, Pesca y Medio Natural, a través de la Dirección General de Calidad Agroalimentaria y Producto Local.
Según ha detallado la Conselleria en una nota de prensa, este volumen de vino procede de las referencias acogidas a las denominaciones de origen protegidas Binissalem y Pla i Llevant, junto con las figuras de calidad Vi de la Terra Mallorca, Vi de la Terra Illa de Menorca, Vi de la Terra Eivissa, Vi de la Terra Formentera, Vi de la Terra Serra de Tramuntana y Vi de la Terra Illes Balears.
Pese al incremento global de litros producidos, la superficie de viñedo en explotación destinada a la elaboración de vinos de calidad se ha situado en 2.105,4 hectáreas, lo que supone un descenso del 2,9% en comparación con la campaña precedente.
La producción total de uva ha alcanzado las 8.892 toneladas, un 4,4% más que en 2024, con un rendimiento medio de 4.224 kilogramos por hectárea, un 7,5% superior al registrado el año anterior, aunque aún se mantiene por debajo de los niveles obtenidos en 2022 y 2023.
Por figuras de calidad, el volumen de vino con denominación de origen ha caído un 4,2%, mientras que los vinos de la tierra han visto crecer su producción un 7%, con incrementos especialmente significativos en Menorca (+27,3%), Formentera (+40,6%) e Ibiza (+13,6%). Este aumento está vinculado, en parte, a la entrada en producción de nuevas plantaciones y a la recuperación de parcelas que el año pasado no pudieron vendimiarse.
Si se analiza por tipo de vino, la elaboración de blancos ha subido un 1,8%, hasta los 21.851 hectolitros, y los rosados han registrado un fuerte repunte del 25,3%, con 11.784 hectolitros. En cambio, los tintos han reducido su volumen un 4%, quedando en 21.491 hectolitros.
El director general de Calidad Agroalimentaria y Producto Local, Joan Llabrés, ha indicado que "la vendimia de 2025 ha sido especialmente compleja de interpretar, ya que ha estado condicionada por diversos factores sobrevenidos que han tenido una incidencia directa en la producción final".
En la misma línea, Llabrés ha precisado que "a pesar de un inicio de año favorable, con lluvias en primavera que hacían prever una cosecha elevada, episodios como la granizada del 16 de abril, los daños causados por las palomas, la presencia de enfermedades como el mildiu y el oídio, así como el cese de actividad de algunas bodegas, han limitado el potencial productivo de algunas zonas".
Asimismo, el director general ha remarcado que "la producción de 2025, aunque superior a la de 2024, se mantiene muy por debajo de la de 2023, cuando se alcanzó el máximo histórico con 68.440 hectolitros, y se ajusta mejor a la demanda actual del mercado, especialmente si se tienen en cuenta las existencias acumuladas de aquella añada excepcional".