No hace mucho tiempo, con el surgimiento de la Inteligencia Artificial Generativa (IAG) comenzamos a vislumbrar el potencial de esta tecnología para la redacción de cualquier tipo de documentos, y a experimentar hasta qué punto sería posible sustituir al poder legislativo, en el sentido de automatizar la elaboración de normativa.
Lógicamente, en los inicios de esta revolución nadie podía esperar que la IA nos redactase, con la calidad requerida, una ley. El proceso de redacción legislativa es complejo. Pero, sin embargo, nos dimos cuenta de que la tecnología sí ofrecía un gran potencial en la generación de otro tipo de normas, que merece la pena explorar.
Pasado algún tiempo, algunos políticos se atrevieron a experimentar en el campo de la regulación automatizada. Por ejemplo, a finales de 2023, un concejal de la ciudad brasileña de Porto Alegre pidió a ChatGPT que redactara una ordenanza local. La IA propuso un texto, y el político la presentó para su aprobación, consiguiendo su aprobación sin enmiendas.
Es probable que el éxito de esta iniciativa no tenga que ver con la calidad de la norma redactada por ChatGPT. Es más probable que su aprobación se debiera al propio funcionamiento del sistema legislativo de dicha ciudad, y de su sistema de mayorías en ese momento.
Calidad legislativa
Sin embargo, si nos alejamos de la anécdota y reflexionamos acerca del potencial de la inteligencia artificial en este campo, podremos concluir que estamos ante una oportunidad de utilizar una herramienta que, de tener acceso a toda la información (presente y pasada) de esa circunscripción, y facilitándole otros datos relativos a los verdaderos problemas sociales de esa población, pueda redactar propuestas regulatorias, cada vez con más sentido, rigor y, sobre todo, con mayor calidad legislativa.
Pero también podemos afirmar que, a corto plazo, no será ChatGPT la herramienta que nos ofrezca esta opción. En efecto, deberá ser algún gobierno el que deberá desarrollar un sistema específico de IA que tenga como caso de uso el de la redacción de propuestas normativas y regulatorias, que sirva de soporte al legislador en esta tarea.
Estamos ante una oportunidad de utilizar una herramienta que pueda redactar propuestas regulatorias, cada vez con más sentido, rigor y, sobre todo, con mayor calidad legislativa
En el fondo, como dice Bruce Schneier, “una ley es solo un fragmento de texto generado que un gobierno acepta adoptar. Y como en cualquier otra profesión, los responsables políticos recurrirán a la IA para ayudarles a redactar y revisar el texto”.
Actualmente nos encontramos sumidos en una época de vorágine legislativa, con un cada vez mayor riesgo de incoherencias en su texto, lagunas en la regulación y contradicciones con otras leyes anteriores o en preparación.
Desde la óptica económica, el impacto de la fragmentación lo explica muy bien Mora Sanguinetti en su libro “la factura de la injusticia”, donde nos ilustra con escalofriantes datos acerca de la producción normativa en España y de las consecuencias que ello acarrea:
Las grandes empresas españolas provisionan cada año 12 mil millones de euros para hacer frente a posibles litigios, más de lo que reservaron los Presupuestos Generales del Estado para infraestructuras en 2021. Pero no solo las empresas se ven afectadas, también la vida diaria de los ciudadanos cambia según cómo funcione la justicia, incluso si nunca han tenido un pleito. Una buena muestra de ello es que, si se lograra reducir en un solo punto la congestión judicial, Madrid ganaría 3.400 viviendas en alquiler y Barcelona, 3.100.
Compatibilidad entre normativas
Además de que la IA nos ofrezca soluciones aplicables a la actividad legislativa, esta tecnología también muestra un gran potencial en la simulación de escenarios. Esta funcionalidad bien podría aplicarse a supuestos en los que lo que se pretende es la simulación del impacto socioeconómico y legal de una determinada política. O para prever de qué manera la introducción de una nueva norma es compatible o puede convivir con el resto de las normativas, especialmente en aquellas materias de competencia delegada en las comunidades autónomas.
Deberá ser algún gobierno el que deberá desarrollar un sistema específico de IA que tenga como caso de uso el de la redacción de propuestas normativas y regulatorias
Estas dudas ya aparecen entre la opinión pública cuando el Gobierno decide, por ejemplo, restringir las viviendas de uso turístico: ¿qué normas, nacionales y autonómicas, hay que revisar? O, cuando propone medidas de naturaleza laboral: ¿qué impacto se prevé que pueda tener en distintos campos la subida de los salarios? O, por poner otro ejemplo, ¿una mejor calidad de la norma podría haber evitado la reducción de condenas de los violadores condenados en aplicación de la ley conocida como del “sí es sí”?
En cualquier caso, herramientas españolas basadas en IA, de gran expansión en el mercado legal actual, ya ofrecen la oportunidad de elaborar documentos verificando que cumplen con toda la normativa que les aplica, y revisar que los existentes alcanzan un nivel óptimo de cumplimiento legal por parte de las empresas.
Herramienta para agilizar procesos
Una adaptación de este tipo de soluciones al mundo político permitiría al legislador elaborar normas garantizando el cumplimiento de los requisitos formales aplicables durante el proceso, a no contravenir otra normativa en vigor y, en definitiva, a agilizar un proceso que desde hace mucho tiempo viene siendo criticado por su lentitud y excesiva burocracia.
La inteligencia artificial también muestra un gran potencial en la simulación de escenarios
Lo mismo sirve para la contratación administrativa. Este es un aspecto donde los plazos de tramitación son excesivamente largos, precisamente por la necesidad de que un humano elabore larguísimos pliegos de prescripciones, y posteriormente revise y verifique cientos o miles de folios que componen las ofertas de las empresas licitadoras.
Todos ellos son procesos llamados a su automatización. La cuestión ya no es el cómo, sino el cuándo (y, quizás, también el quién). Hasta entonces, la Inteligencia Artificial seguirá transformando todos los aspectos de la sociedad, sin detenerse a esperar a los que no se adapten al cambio.













