La Agrupación Parlamentaria de Izquierda Unida ha introducido en las Cortes de Aragón una proposición no de ley con el objetivo de requerir al Gobierno autonómico que asegure la continuidad de las aulas de tarde en los centros escolares y que aumente los servicios públicos de cuidado, fundamentales para la conciliación de las familias.
Álvaro Sanz, diputado autonómico y coordinador de IU Aragón, ha expresado su descontento con la Estrategia de Conciliación y Corresponsabilidad lanzada por el Gobierno regional antes del verano, describiéndola como una iniciativa con un presupuesto inflado de 201 millones de euros que no se traducen en asignaciones efectivas.
Se trata de una operación de maquillaje: mientras se anuncian cifras millonarias, se recortan recursos básicos como las 185 aulas de tarde que daban respuesta a las necesidades de miles de familias, ha indicado.
Sanz ha criticado que el Gobierno de Aragón muestra que la corresponsabilidad solo la entiende como una carga de las familias, especialmente de las mujeres, en lugar de asumir su obligación como administración. En este contexto, ha mencionado que el Gobierno autonómico ha aumentado en 16 millones el gasto en publicidad institucional para 2025, pero se resiste a invertir apenas 2 millones para mantener las aulas de tarde.
El Gobierno de Aragón elige beneficiar a una minoría privilegiada con rebajas fiscales a grandes empresas y grandes herencias, en lugar de apoyar a la mayoría social que necesita poder conciliar para vivir con dignidad, ha declarado el dirigente de IU, destacando que las más perjudicadas son las familias monomarentales, separadas y aquellas que ya sufren condiciones económicas difíciles.
Álvaro Sanz ha recordado que el Plan Corresponsables impulsado por el Estado nació precisamente para apoyar a las comunidades autónomas en la construcción de un sistema público de cuidados, una deuda histórica en Aragón que el Ejecutivo autonómico no ha querido asumir. Sin aulas de tarde y sin más servicios de cuidado, la estrategia de conciliación nace mal y condena a mantener el cuidado como trabajo invisible y gratuito que asumen las mujeres, ha concluido.












