Jorge Pueyo, diputado de CHA y portavoz adjunto del Grupo Plurinacional Sumar, ha intervenido en Huesca para explicar la iniciativa que propone incrementar el coeficiente reductor de la edad de jubilación para los guardas de refugios de montaña.
La proposición no de ley presentada pretende que el Gobierno «estudie el coeficiente reductor de la edad de jubilación en la profesión de guarda de refugio de montaña, en especial en los refugios que permanecen abiertos todo el año, también en invierno, valorando que es uno de los colectivos con mayor siniestralidad y peligrosidad en el mercado de trabajo y atendiendo a la experiencia de los guardas de refugio de montaña de la Federación Aragonesa de Montañismo».
«Ahora, cuando se ha aprobado el Real Decreto que regula el anticipo de la edad de jubilación, resulta oportuno llamar la atención sobre la profesión de los guardas de refugio de montaña, en especial en aquellos refugios que permanecen abiertos los 12 meses, también en invierno», aseguró Jorge Pueyo.
«Aunque hay algún otro caso en el Estado español, hay que destacar que todos los refugios de la Federación Aragonesa de Montañismo, que son 16 entre refugios y albergues, con 32 guardas titulares, están abiertos siempre en invierno, con las extremas dificultades técnicas, económicas y climáticas que esto supone», comentó el político.
«Por eso, cuando se habla de la peligrosidad de algunas profesiones no podemos olvidarnos de los guardas de refugio de montaña, en especial de los invernales».
«Los refugios de montaña son los lugares habitados permanentemente más fríos, hostiles y aislados de toda España. Son el conjunto de estas circunstancias las que exigen a los guardas tener unas condiciones físicas y psicológicas especiales, dado el esfuerzo necesario que requieren», explicó Pueyo.
«La profesión de guarda de refugio es vocacional y no hay ningún guarda que diga que no le apasiona, pero, a partir de cierta edad, implica un riesgo y un esfuerzo adicional: Identificar al guarda como profesional de riesgo sería dar a éstos y a la FAM un reconocimiento a su esfuerzo y labor, desconocida por la mayoría de los ciudadanos».
La FAM se preocupa por tener «una de las mejores redes de refugios de Europa, cuya gestión es envidiada y a veces copiada por otras federaciones» y «no sólo se ha preocupado por tener instalaciones modernas y equipadas para poder estar abiertas en invierno, con el coste de mantenimiento y humano que ello conlleva, sino que se ha encargado de formar a sus guardas con los conocimientos y recursos necesarios para poder realizar su trabajo con la máxima seguridad y profesionalidad exigible».
Los guardas de la FAM cuentan con el Certificado de Guardas de Refugios y Albergues de Montaña y algunos también el diploma de Guarda de Refugio por la Universidad de Toulouse.
«En muchas ocasiones el equipo multidisciplinar al frente de un refugio se reduce a una única persona desempeñando las distintas competencias con la cualificación correspondiente. Como se puede suponer, en un entorno aislado como ese, un guarda tiene que saber hacer de todo», observó el diputado de CHA-Sumar.
En el colectivo de 40 trabajadores, el 2.5% ha sufrido accidentes mortales, el 12.5% accidentes graves y el 30% accidentes menos graves. En total, el 45% de los guardas de refugio de montaña han experimentado accidentes laborales significativos.