Castilla y León

Pablo Fernández (UP) se despide de las Cortes: “No he conseguido todo pero triunfar es levantarse y volver a empezar”

Pablo Fernández (UP) cierra diez años en las Cortes de Castilla y León con un emotivo discurso de despedida centrado en la humanidad y la perseverancia.

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El procurador de Unidas Podemos Pablo Fernández ha puesto punto final a su etapa parlamentaria en las Cortes de Castilla y León con un discurso en el que ha admitido que, tras diez años de labor política en la Comunidad, no ha alcanzado todas las metas que se propuso, aunque ha reiterado que “triunfar en la vida no es ganar, sino levantarse y volver a empezar cuando se cae”.

Fernández ha intervenido desde la tribuna del Hemiciclo durante el debate de una Proposición No de Ley (PNL) y ha aprovechado ese turno para ofrecer disculpas “por errores y excesos políticos e ideológicos”, matizando que siempre los ha limitado al ámbito público y “nunca” al personal. En este punto, ha expresado su anhelo de que “el amor venza al odio y la esperanza al miedo”.

Como una especie de “pirueta del destino”, ha destacado que su último discurso girase en torno a infraestructuras y carreteras, lo que le dejaba “en bandeja” proclamar: “Aquí acaba mi camino en las Cortes”. Ha descrito esta etapa como una travesía que le marcará “de por vida, para lo bueno y para lo malo”.

El dirigente de Unidas Podemos se ha definido como una persona “muy sentimental” y, en esa línea, ha citado a Nietzsche y su “humano, demasiado humano”, para subrayar que “cuanto más nos humanicemos, mejor”.

En su adiós, ha querido reconocer el trabajo del personal de las Cortes, de los periodistas y de los procuradores del resto de grupos, que, pese a las “diferencias ideológicas importantes y, en algún caso, totalmente irreconciliables”, en el plano personal le han “echado un pequeño cable” en momentos concretos, algo que ha asegurado apreciar de forma sincera.

Asimismo, Fernández ha dedicado unas palabras a sus compañeras y compañeros de Podemos, tanto a quienes le acompañaron en los primeros compases de su presencia en la Cámara autonómica como a quienes continúan hoy en la organización. Ha hecho extensivo su agradecimiento a sus amistades y a su familia por haber “soportado” sus ausencias. En este contexto, ha relatado que su padre continúa enviándole, antes de cada Pleno, un mensaje de WhatsApp con la recomendación de ser “firme y fuerte, pero con tranquilidad, sosiego y calma”, aunque ha admitido que “no siempre” ha seguido ese consejo.

En el plano más íntimo, el procurador ha querido reconocer también el respaldo de su “compañera de vida y de viaje” y se ha detenido especialmente en su hijo, de 11 años, sobre el que ha confesado que “lo que más” lamenta es haberse perdido “mucho de su vida” debido a la dedicación a la política.

Ha relatado que, cada jornada en las Cortes, ha procurado actuar conforme a lo que siempre le repite a su hijo: “Ayudar a las personas y, fundamentalmente, ayudar a los que más lo necesitan”. Fernández ha manifestado su aspiración de que, en el futuro, el niño pueda sentirse “orgulloso” de él por haber defendido sus convicciones y por haber peleado por aquello en lo que cree.

Como balance de su paso por la Cámara, ha reconocido que no ha logrado transformar todo lo que habría deseado, pero ha reiterado su idea de que el auténtico éxito está en la capacidad de levantarse y empezar de nuevo tras cada caída.

En un escenario que ha descrito como “muy difícil”, ha expresado de nuevo su deseo de que “el amor venza al odio y que la esperanza gane al miedo”, una aspiración que ha hecho extensiva al conjunto de la sociedad.

Su intervención ha terminado “de la misma manera” que inició su trayectoria parlamentaria, con las palabras que ha pedido que se conviertan en el epitafio de su vida política en la Cámara autonómica: “Las personas sean siempre lo primero”.