José Luis Sanz Merino, consejero de Movilidad y Transformación Digital, ha destacado este martes que el “número masivo de solicitudes” de la tarjeta BUSCyL “avala sin duda” la confianza de los residentes de la Comunidad en esta novedosa herramienta. Además, ha confirmado que los problemas identificados “se están resolviendo con prontitud y de forma proactiva”.
Sanz Merino ha subrayado que BUSCyL sigue un plan “absolutamente marcado” en su calendario, el cual “no solo se cumple, sino que incluso se adelanta”, aseguró. También ha añadido que las acciones se ajustan a las necesidades emergentes.
En los primeros 23 días desde la implementación de este sistema de acceso libre al transporte en autobús en rutas autonómicas, el consejero ha indicado que no se han observado “deficiencias apreciables” y que el tiempo medio de procesamiento de solicitudes en línea es de cinco días hábiles.
Ha admitido que las solicitudes en papel son más lentas por la falta de interoperabilidad directa con el Instituto Nacional de Estadística para la verificación del empadronamiento. “No estamos recibiendo ni mucho menos quejas generalizadas, ni de usuarios ni de ayuntamientos, más allá de hechos puntuales a los que se ha dado la oportuna respuesta”, enfatizó Sanz Merino.
“Donde ustedes ven fallos, la Junta de Castilla y León ve necesidades que son respondidas de forma ágil, con ajustes de oferta y demanda y ofreciendo soluciones reales”, concluyó Sanz Merino en su intervención frente a las críticas de la procuradora de UPL, Alicia Gallego, quien ha señalado un “tufo electoralista” y “unas medidas sin estudio y llenas de prisa” en BUSCyL para “tapar la gestión forestal desastrosa y la corrupción del PP”, haciendo referencia al inicio del juicio de la ‘trama eólica’.
Gallego ha criticado la “lentitud” en la aplicación de las líneas y en el envío de las tarjetas, mencionando que se envían códigos que a menudo no funcionan o que son inaccesibles para personas mayores, además de señalar la falta de adaptación de BUSCyL para las principales compañías y el “agravio” de León en comparación con la gratuidad en Valladolid o Burgos.
Asimismo, ha descrito un ambiente de ansiedad y malestar entre los conductores debido a fallos en los lectores de tarjetas y códigos QR, retrasos y quejas sobre vehículos en mal estado que comprometen la seguridad y el conteo de pasajeros, generando aún mayores perjuicios.