| La durabilidad de las prendas, y su relación directa con la calidad, fue el tema más analizado en la VIII Jornada Industria Textil y Sostenibilidad. Los ensayos de duración de la ropa, la regulación que está por venir o los procesos de reciclaje se debatieron en un momento vital para el ‘retail’ textil en Europa. |
Europa, en general, y España, en particular, tienen un problema con los residuos textiles. No es nuevo, pero sí es ahora cuando las Administraciones parecen haberlo calibrado adecuadamente, y ese análisis ha impelido un notable aumento de las exigencias en cuanto a la reutilización. Las autoridades del Viejo Continente quieren que la ropa dure más y que se fomente el reciclaje (en España, únicamente se recoge el 12% de la ropa usada).
Con este imperativo encima de la mesa, tanto desde la perspectiva legislativa como social, es lógico que la VIII Jornada Industria Textil y Sostenibilidad, que se celebró el 7 de noviembre, con la organización del Instituto de Investigación Textil y Cooperación Industrial de Terrassa, versaran, principalmente, sobre la durabilidad de las prendas y su relación con la calidad.
Durabilidad
El que dio las pautas y la visión más técnica sobre la durabilidad fue el doctor en Ingeniería Social y profesor emérito de la Universidad Politécnica de Cataluña (además de miembro del comité organizador de la jornada) Enric Carrera. Éste explicó que alargar la vida útil de una prenda nueve meses, puede reducir la huella de carbono un 27%.
Carrera diferenció entre la “durabilidad funcional”: “El tiempo que pasa desde la compra hasta que el propietario decide desprenderse de la prenda, porque ya no cumple con sus exigencias funcionales, aunque no haya pasado de moda”. Y la “emocional”: “Cuando se desprende la prenda porque ya no está de moda o no proyecta la imagen de sí mismo que quiere dar”.
Esta segunda, subrayó el doctor, “está muy vinculada con las estrategias de las marcas, que sacan gran cantidad de colecciones al año, incitando al hiperconsumo”. El experto se mostró contrariado con la petición de Europa: “Piden fibras recicladas, pero, a la vez, que las prendan duren más. Eso es un oxímoron”.
¿Cómo evaluar la durabilidad?
No hay un método común para evaluar la durabilidad de una prenda de vestir. Enric Carrera mencionó algunas propuestas, que mezclan el tipo de prenda (punto, camisa, jeans, calcetines, camisetas) con los días o las horas de uso. U otros que tienen en cuenta los días de utilización antes de lavar la prenda, incluso algunos que establecen la duración al albur de la climatología del lugar en el que mayoritariamente se vaya a usar.
A este respecto, Ignacio Colomer, de AITEX (que participó en la mesa redonda sobre La mirada de los técnicos de laboratorio, señaló que en su empresa hacen un ensayo inicial, después someten la prenda a varios ciclos de lavado y analizan las propiedades perdidas.
El lavado es un aspecto que destacaron muchos de los intervinientes, para llegar a un punto problemático: el caso que cada usuario hace del mantenimiento que se debe hacer de la prenda, y que aparece en las etiquetas. “¿Cuánta gente separa la lavadora según lo que pone en la etiqueta?”, se preguntó Pere Monròs, de Condor (presente en el debate sobre La mirada de las marcas).
“Es que las etiquetas directamente se quitan porque molestan, y nadie toma nota antes de hacerlo”, añadió Pilar Prior, consultora y formadora independiente en sostenibilidad.
Regulación
Quizá, esa problemática de la etiqueta, continuó Prior, se pueda solventar en parte con el conocido como Pasaporte Digital, que Europa está implantando, y que es una recopilación digital de información clave sobre un producto, que abarca desde su fabricación hasta su reciclaje.
“No es que vaya a ser la panacea, pero, si se hace bien, puede ayudar al cliente a tener una información que antes pasaba por alto. Además, la falta de etiquetas en las prendas –porque se cortan– es uno de los problemas que están teniendo los Sistemas Colectivos de Responsabilidad Ampliada del Productor (SCRAP) para instaurar los proyectos de recogida y reciclaje”, resaltó.
Virginia García, de Eurecat, sostuvo que “la regulación en la industria textil convencional es mínima, por lo que está muy bien que se desarrolle, para darle el valor que realmente tiene e imponer controles”. Para Delia Ibáñez, de Desigual, gracias a esa regulación, tendrán que demostrar la durabilidad, mediante la única manera que tienen: los ensayos y certificaciones. “Lo vamos a tener que hacer con todas las referencias que ponemos en el mercado y el impacto económico de esto también será significativo”.
Durabilidad y calidad
¿Hasta qué punto la durabilidad de una prenda depende la calidad? Para Ignacio Colomer, “la calidad es un indicativo de la durabilidad. Por ello, hay ensayos de calidad que tienen que ver con al gramaje, el ligamento, las fibras, pero también con el desgaste y la resistencia al uso. La durabilidad final puede variar por muchos aspectos, pero una buena calidad inicial ya es un indicador”.
Miguel Morera, de Leitat, lo tiene claro: “La durabilidad aumenta conforme se incrementa la calidad y los procesos sean más precisos y controlados”.
En la mesa de las marcas, Pere Monròs quiso diferenciar entre la calidad percibida y la técnica. Para el cliente, explicó, “es más importante la primera. La marca tiene que explicar la otra y tratar de que se igualen.
En el mismo debate, Carmen Ruiz, de Boboli, manifestó que “la base de la calidad está relacionada con las expectativas del cliente sobre ese producto. La ropa deportiva, por ejemplo, va ligada al confort, unas mallas se valorarán peor si te hace una rozadura que si simplemente, se desgastan”. Con la moda infantil, agregó, “la percepción de calidad será que se pueda lavar 100 veces. Y esto no tiene nada que ver, por ejemplo, con alguien que se haya comprado una camisa de seda maravillosa”.
