ALMIA, la Alianza frente a la Metástasis: Innovación y Apoyo, no es solo una organización. Es una respuesta. Una respuesta que surge de la experiencia vivida por muchas personas —yo entre ellas— que convivimos con el cáncer metastásico y que durante demasiado tiempo nos sentimos invisibles dentro del sistema.
Como paciente, sé bien lo que significa enfrentarse a la palabra metástasis. Cambia no solo el pronóstico, sino también la forma en que se nos mira, se nos atiende y, muchas veces, se nos olvida. Frente a esa realidad, ALMIA nace para que quienes vivimos esta enfermedad tengamos una voz clara, firme y presente. Una voz que no solo denuncia lo que falta, sino que propone y construye lo que necesitamos.
ALMIA es una alianza. Una red de apoyo y conocimiento que une a pacientes con distintos tipos de metástasis —de pulmón, colon, mama, hígado, ovario, entre otros—, pero que comparten los mismos obstáculos: acceso desigual a la innovación, falta de información clara, y una atención que muchas veces no contempla la complejidad de nuestra situación.
Nuestro objetivo es transformar esa experiencia en acción. Queremos garantizar que cada persona con cáncer en estadio IV tenga acceso rápido y equitativo a tratamientos innovadores, sin importar su lugar de residencia. Queremos una atención sociosanitaria integral, coordinada, empática. Y queremos ser el punto de referencia para pacientes con metástasis en España y, con el tiempo, también en Europa.
ALMIA apuesta por una manera distinta de comunicar. Sin metáforas bélicas ni promesas vacías. Hablamos desde la empatía y la ciencia, desde la convicción de que conocer nuestras opciones es el primer paso para decidir con libertad y dignidad.
Como presidenta de esta alianza, pero sobre todo como paciente, tengo la firme convicción de que es posible vivir con cáncer metastásico con menos incertidumbre y más acompañamiento. No pedimos privilegios. Pedimos equidad. Pedimos ser escuchados. Y estamos aquí para asegurarnos de que eso ocurra.
Porque nadie debería enfrentar esta realidad solo. Porque la ciencia avanza, y con ella, también debemos avanzar como sociedad. En ALMIA lo sabemos bien: la esperanza no es ingenuidad, es compromiso. Y en ese camino, nunca caminamos solos.





