Se dice que de la rabia no nace nada bueno. Pero no siempre es así. A veces, la rabia es justa y sana, capaz de empujar al cambio y salvar vidas. De esa rabia nació la decisión de actuar, de levantar la voz frente a la gran desconocida de nuestro sistema de salud: la sepsis.
La lucha personal que se convierte en causa colectiva
A los 40 años, siendo una mujer sana y activa, mi vida dio un vuelco. En cuestión de horas, los vómitos, la diarrea y la fiebre se convirtieron en un shock séptico con fallo multiorgánico. Sobreviví gracias a un tratamiento rápido, la fortaleza de mi cuerpo y, sobre todo, la suerte. Pero la verdadera batalla no terminó al salir de la UCI. Comenzó entonces la lucha contra la falta de información y apoyo, enfrentando secuelas desconocidas y sin nadie que me explicara lo que había sucedido ni lo que me esperaba. La alegría de haber sobrevivido pronto se tiñó de frustración y rabia.
Esa rabia fue el motor que me llevó a crear SepsisInfo.es, una plataforma que pronto unió fuerzas con la Global Sepsis Alliance y la Fundación Código Sepsis.
Los números no mienten
Porque mi historia no es única. Miles de personas en España pasan por lo mismo cada año en silencio, luchando contra una enfermedad que afecta a entre 75.000 y 138.000 personas y causa unas 17.000 muertes anuales. Paradójicamente, según nuestro estudio nacional -realizado en julio de 2025-, más de la mitad de la población no sabe qué es la sepsis, y uno de cada cuatro españoles no reconoce sus síntomas principales. Otro hecho alarmante es que 90% de la población española subestima considerablemente tantos los casos como las muertes por sepsis anuales.
La falta de conocimiento es el principal obstáculo. La sepsis suele ser la consecuencia de infecciones comunes que, si no se tratan a tiempo, pueden desencadenar una respuesta descontrolada del organismo. La prevención es nuestro primer escudo, y la Atención Primaria nuestra primera línea de defensa. El 80% de los casos de sepsis comienzan en casa. Capacitar a médicos, pediatras y enfermeras para reconocer las señales de alarma salvaría miles de vidas y reduciría los costes sanitarios, que se estiman entre 10.000 y 18.000 euros por ingreso.
Del azar al protocolo nacional
Actualmente, el abordaje de la sepsis en España es heterogéneo. La atención puede depender del hospital o incluso de la comunidad autónoma. En la práctica, la supervivencia puede ser una cuestión de código postal.
El Código Sepsis, un consenso científico aprobado en 2016, debe implementarse de forma uniforme en todo el país, para que todos los pacientes con sepsis tengan las mismas oportunidades y no dependan de la suerte. Porque cada hora de retraso en el tratamiento de la sepsis aumenta la mortalidad un 8%. Más allá de la mortalidad, un tratamiento adecuado desde el principio puede minimizar el daño a los órganos y la respuesta inflamatoria descontrolada, reduciendo así la probabilidad y la severidad de estas secuelas, mejorando la calidad de vida del paciente a largo plazo.
Pacientes invisibles y un clamor por la equidad
Sobrevivir a la sepsis no es el final de la historia. Casi un 50% de los pacientes arrastra secuelas, desde problemas físicos hasta deterioro cognitivo, ansiedad y depresión. A esto se suma la carga emocional y práctica de las familias, que acompañan la recuperación sin apoyo estructurado. La mayoría de los supervivientes recibe el alta sin un plan de seguimiento ni un apoyo integral. Por eso, es urgente reconocer oficialmente el Síndrome Post-Sepsis (PSS) y crear programas de rehabilitación física, cognitiva y emocional.
Un plan nacional: una responsabilidad compartida
La sepsis no es un problema de especialistas, sino un desafío de país. Necesitamos un Plan Nacional de Sepsis que garantice la igualdad de atención para todos. Este plan debe combinar:
- Prevención y concienciación social: campañas para que la ciudadanía identifique las señales de alarma.
- Formación continua: capacitar a los profesionales de la salud, especialmente en Atención Primaria.
- Protocolos unificados: implementar el Código Sepsis en todas las comunidades.
- Recuperación integral: unidades de sepsis y programas de rehabilitación para pacientes y familias.
- Inversión: destinar recursos a la investigación y a nuevas tecnologías de diagnóstico.
La ministra de Sanidad, Mónica García, ya ha expresado su franca disposición a desarrollar este plan. Eso es un paso crucial. Pero las palabras deben traducirse en acciones. El tiempo es un lujo que no podemos permitirnos. Porque la sepsis no entiende de burocracias, ni egos, política o fronteras geográficas. Porque mientras hablamos, la sepsis se cobra dos vidas cada hora en España.
