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Dirk Vantyghem: “Si aumentamos la recogida sin aumentar la calidad del clasificado, estaremos trasladando el problema de un lugar a otro”

Demócrata entrevista a Dirk Vantyghem, director general de la Confederación Europea del Textil y la Confección (Euratex) sobre el avance regulatorio en el reciclaje textil

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Dirk Vantyghem, director general de la Confederación Europea del Textil y la Confección (Euratex). Euratex.

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El sector textil está en pleno proceso de adaptación y cambio de paradigma. Ya no hay marcha atrás. Con el reciclaje, el ecodiseño y la circularidad como ejes básicos sobre los que debe asentarse el futuro, la regulación en ciernes (tanto en España como en Europa) dictará el devenir la industria. De todo ello habla Dirk Vantyghem, director general de la Confederación del Textil y la Confección (Euratex por sus siglas en inglés) en esta entrevista en Demócrata.

Absoluto conocedor de la situación actual, y con las ideas claras acerca de que debe deparar el mañana, asegura que el reciclaje textil, por sí mismo, no arreglará el problema, y que, si Europa quiere que las pymes impulsen esta transición, “debe garantizar que el sistema esté diseñado para tener éxito”.

Pregunta: Europa está en pleno proceso regulatorio del reciclaje textil, pero las cifras siguen estando muy por debajo de lo necesario. ¿Qué debería mejorarse?

Respuesta: En primer lugar, debemos ser honestos sobre dónde está el cuello de botella: recolectar más textiles es necesario, pero no resolverá el problema por sí solo. Si aumentamos la recogida sin aumentar la calidad del clasificado, la capacidad de reciclaje y los mercados finales para las fibras recicladas, simplemente estaremos trasladando el problema de un lugar a otro.

Lo que debe mejorarse empieza por una recogida separada armonizada y eficaz, con orientaciones claras para los consumidores y sistemas prácticos que la gente realmente utilice. Pero el verdadero cambio radical proviene de invertir en el “medio” de la cadena de valor: clasificación a escala industrial, preprocesamiento y tecnologías que puedan canalizar los textiles hacia la reutilización cuando sea posible y hacia el reciclaje fibra a fibra cuando sea viable, en lugar de recurrir por defecto al downcycling o a la exportación.

Esta ampliación solo ocurrirá mediante la colaboración a lo largo de toda la cadena de valor —desde marcas y minoristas hasta recolectores, clasificadores, recicladores y proveedores de tecnología—. Ningún actor por sí solo puede construir un sistema circular, porque la economía y las decisiones técnicas están interconectadas. Esa es precisamente la lógica detrás de iniciativas como ReHubs, que buscan reunir al ecosistema y acelerar la inversión y el despliegue de la recogida, clasificación y capacidad de reciclaje textil a gran escala.

Al mismo tiempo, debemos reforzar la lógica económica. Hoy, en muchos casos sigue siendo más barato utilizar material virgen que contenido reciclado, y eso dificulta la construcción de negocios de reciclaje estables. Por eso, seguimos insistiendo en la importancia de combinar las normas de residuos con medidas orientadas a la demanda—por ejemplo, mediante requisitos de ecodiseño, criterios creíbles de contratación pública verde y un marco que recompense un mejor diseño de los productos—. Si el objetivo es la circularidad, la mezcla de políticas debe crear tanto oferta como demanda, no solo obligaciones.

Finalmente, la aplicación y la transparencia importan. Sin controles sólidos —especialmente sobre las rutas de envío y tratamiento— existe el riesgo de una “circularidad en papel”, donde los objetivos se cumplen formalmente, pero se pierde valor e impacto en la práctica.

P: La Directiva Marco de Residuos dará lugar al menos a 27 sistemas diferentes de Responsabilidad Extendida del Productor (REP). ¿Es esto viable o sería más eficaz un único sistema europeo?

R: Un enfoque puramente fragmentado será difícil de defender como política del “mercado único”. Si cada Estado miembro crea sus propias definiciones, formatos de reporte, estructuras de tarifas, normas de etiquetado y requisitos de auditoría, el resultado es previsible: mayores costes administrativos, mayor complejidad para las empresas que operan en varios países y menos dinero disponible para la recogida, clasificación, reutilización y reciclaje reales.

Un único sistema a escala de la UE sería la solución más clara en teoría. En la práctica, la implementación probablemente seguirá siendo nacional, por lo que el verdadero problema no es el número de sistemas, sino si están construidos sobre un modelo europeo realmente armonizado que funcione como un solo mercado.

Lo que importa es un único conjunto de normas europeas sobre alcance, principios de gobernanza, modulación de tarifas, plantillas de reporte, auditoría e interoperabilidad plena entre los sistemas. Esto debe apoyarse en una Ventanilla Única digital para la REP que permita a las empresas registrarse e informar una sola vez, con los datos enviados automáticamente a todas las autoridades nacionales pertinentes. Si las empresas pueden declarar una vez, usar campos de datos comparables en todas partes y enfrentarse a normas coherentes, los sistemas nacionales pueden seguir funcionando eficazmente sin convertirse en 27 cargas separadas.

P: ¿Podrán cumplir las pymes, que representan el 90% del sector?

R: Las pymes pueden cumplir si el marco normativo es realista, pero no ocurrirá por defecto. Son ágiles e innovadoras, pero no tienen equipos dedicados de cumplimiento ni capacidad para gestionar obligaciones superpuestas en REP, ecodiseño, pasaportes digitales de producto, normas sobre declaraciones y legislación química. La carga acumulada es el verdadero riesgo.

El factor decisivo es la proporcionalidad y el apoyo práctico. El cumplimiento debe basarse en mecanismos que las pymes puedan usar realmente: organizaciones de responsabilidad ampliada del productor con procedimientos estandarizados, orientación clara, herramientas de reporte simples y requisitos alineados entre legislaciones. El enfoque debe centrarse en los impactos materiales y no en detalles administrativos excesivos.

Las obligaciones también deben complementarse con medidas de apoyo: financiación, formación, herramientas digitales compartidas y calendarios previsibles. Si Europa espera que las pymes impulsen la transición, debe garantizar que el sistema esté diseñado para que puedan tener éxito.

P: Europa quiere que la ropa dure más. ¿Es la calidad la clave?

R: La calidad es un elemento clave. Por eso, EURATEX aboga por establecer requisitos mínimos de durabilidad física y por proporcionar información sobre mantenimiento y reparación al consumidor. Una prenda puede estar hecha de un material “bueno” y aun así fallar prematuramente debido a una mala construcción, componentes débiles o falta de información sobre reparación y mantenimiento.

La durabilidad física debe abordarse en el contexto de la función designada del producto y su uso previsto. En el caso de la ropa, abogamos por establecer requisitos mínimos de durabilidad física que aborden los modos de fallo más comunes. Estos incluyen, por ejemplo, resistencia al desgarro/rotura, formación de bolitas (pilling), apariencia y estabilidad dimensional después del lavado, y se prueban según normas ISO reconocidas internacionalmente y ampliamente utilizadas. Para ello, también es esencial considerar las propiedades específicas de la categoría del producto —por ejemplo, pantalones, camisetas— y las características técnicas de la materia prima.

P: ¿Debemos asumir que la ropa va a volverse más cara?

R: Debemos esperar cierta presión al alza en algunos segmentos, especialmente donde los precios actuales no reflejan los costes reales de recogida, tratamiento, trazabilidad y estándares superiores de producto. La introducción de tarifas de REP y requisitos de ecodiseño tendrá un impacto, especialmente en los artículos de muy bajo precio.

Pero no es una ecuación simple, en la que más regulación signifique automáticamente precios más altos. Una mejor planificación, menos sobreproducción, menos devoluciones, mayor eficiencia y un diseño más inteligente pueden compensar parte del coste. Y si las prendas duran más, la métrica más relevante pasa a ser el coste por uso y no el precio inicial.

El resultado probable es una diferenciación. Los productos diseñados para la longevidad y la circularidad pueden costar más al principio, pero ofrecen mejor valor con el tiempo. Con economías de escala, contratación pública verde y ecomodulación obligatoria, el cambio no tiene por qué encarecer la ropa necesariamente. Si los productos están realmente hechos para durar, las tarifas ecomoduladas de REP pueden ser mínimas, reforzando el argumento empresarial a favor de la calidad y la durabilidad.

P: Se están introduciendo la digitalización y la inteligencia artificial. ¿Cómo afectará esto al empleo?

R: La digitalización y la IA influirán en el empleo en los sectores textil y de la confección reconfigurando los roles más que reduciendo el número total de puestos de trabajo. La Estrategia Europea de Competencias para TCLF muestra que las nuevas tecnologías están cambiando la forma en que se realizan las tareas en diseño, producción y funciones de la cadena de suministro. Los roles tradicionales ahora requieren competencias digitales, y muchos perfiles se están volviendo híbridos, combinando conocimientos artesanales con la capacidad de operar equipos semiautomatizados, usar herramientas 3D o interpretar datos de producción.

El impacto más significativo recae por tanto en las competencias. Las pymes del sector informan de carencias persistentes en capacidades digitales y técnicas, lo que afecta a la productividad más que la automatización en sí. A medida que las tecnologías se integran en los procesos diarios, la capacidad de mejorar las habilidades de la plantilla existente se vuelve crucial. La Estrategia también destaca que el aprendizaje continuo es esencial para garantizar que los trabajadores se adapten a medida que evolucionan los roles y para que las empresas sigan siendo competitivas.

Un efecto secundario proviene del creciente énfasis en la sostenibilidad, que introduce requisitos adicionales en áreas como ecodiseño, trazabilidad y gestión del impacto ambiental. Estas necesidades refuerzan la demanda de nuevas competencias, pero también crean oportunidades para roles especializados a lo largo de la cadena de valor.

La cuestión clave no es si desaparecerán puestos de trabajo, sino si el sector podrá dotar a su fuerza laboral de las competencias necesarias para seguir el ritmo de estos cambios. Aquellos que lo logren reforzarán tanto su competitividad como el empleo.