¿Cómo afectan la estigmatización y la discriminación a los adolescentes? A esta pregunta se trata de dar respuesta desde el Observatorio Social de la Fundación ”la Caixa” con un trabajo en el que se revela cómo ambas conductas pueden ser determinantes para su vulnerabilidad en el futuro. La investigación, que se recoge en el estudio La estigmatización y la discriminación como factores de vulnerabilidad en la adolescencia impulsado por la Fundación «la Caixa» la han llevado a cabo los investigadores de la Universidad de la Universidad de Valladolid Clara González Sanguino, Jairo Rodríguez Medina, Alba Ayuso Lanchares, Elena Betegón Blanca, Lorena Valdivieso León y María Jesús Irurtia Muñiz.
Los hallazgos se basan en las respuestas recopiladas de una encuesta en línea, encargada para este trabajo, en la que han participado 1.000 jóvenes españoles de entre 12 y 16 años.
Uno de los datos más relevantes del estudio es que más de la mitad de los adolescentes (54,3 % ) ha presenciado situaciones de discriminación hacia compañeros, manifestadas principalmente en forma de burlas o insultos. Estas situaciones se producen, en su mayoría, en el entorno educativo y son protagonizadas por los propios compañeros.
Los causantes
Entre las causas más señaladas por los jóvenes como origen de la discriminación se incluyen la pertenencia a minorías étnicas (26 %), el aspecto físico (23 %), factores psicológicos como la capacidad académica o la personalidad (13 %), y el género o la orientación sexual (8 %). En un cuarto de los casos los participantes no han sabido identificar los motivos

Clara González, autora principal del estudio, detalla que los adolescentes relataron casos concretos como impedir jugar a alguien «por ser marroquí», reírse de compañeros con sobrepeso o problemas de salud. Burlarse de alguien por tener una discapacidad o por cuestiones relacionadas con el género u orientación sexual son otras de las causas mencionadas.
En primera persona
En cuanto a la discriminación vivida en primera persona, entre un 15 % y un 30 % de los encuestados afirma sentirse discriminado con frecuencia, mayoritariamente por parte de otros adolescentes y, en menor medida, por desconocidos, profesores o familiares. El 17,3 % asegura que la gente actúa como si pensara que no son inteligentes, y el 16,4 % afirma ser tratado con menos cortesía o educación.
Otros datos que reflejan la gravedad del fenómeno son el 13,5 % de los adolescentes que afirman recibir de manera habitual motes o insultos, y otro 6,2 % asegura ser amenazado o agredido varias veces al mes. Según González, hasta un 30 % señala que otras personas se comportan como si fueran superiores a ellos de manera recurrente.
Los motivos más frecuentes de esta discriminación vivida incluyen la edad, el aspecto físico, la estatura o el peso, la situación económica familiar y los problemas de salud mental. También se identifican aspectos relacionados con el rendimiento académico, la personalidad, el género y la orientación sexual.
La vulnerabilidad se multiplica en contextos urbanos
El estudio destaca diferencias significativas en función del lugar de residencia. Los adolescentes que viven en grandes ciudades (más de 200.000 habitantes) reportan niveles más altos de discriminación que aquellos que viven en localidades pequeñas (menos de 10.000 habitantes).
Asimismo, los adolescentes con alguna enfermedad física, discapacidad intelectual o trastorno mental, así como quienes tienen familiares o amigos con estas condiciones, afirman haber sido discriminados en mayor medida que aquellos sin contacto con estas realidades.

El informe también identifica la presencia de estigmas hacia adolescentes con problemas de salud, tanto física como mental. Según Clara González, estas personas suelen ser objeto de actitudes condescendientes, como una ayuda excesiva o sentimientos de lástima, y también de creencias segregacionistas que generan un mayor deseo de distancia social, especialmente en contextos de relaciones íntimas como las de pareja.
La investigadora concluye: «La presencia de discriminación y estigma entre los adolescentes parece seguir existiendo, en especial en aquellos grupos que tradicionalmente han sido más discriminados. Sin embargo, los jóvenes con problemas de salud, tanto física como mental, pueden ser doblemente vulnerables, ya que además de sus problemas deberán hacer frente a la discriminación y el estigma».





