Preocupación por el anuncio de EEUU de abandonar la OMS

La decisión estadounidense implica que el organismo sanitario va a perder alrededor de un 20% de su presupuesto anual, con gran impacto en muchos ámbitos de salud pública

El anuncio de que Estados Unidos abandona la Organización Mundial de la Salud en el plazo de un año ha causado una honda preocupación entre los expertos de Salud Pública de todo el mundo. El país es el primer aportador de fondos a la institución, con unos 1.300 millones de euros al año, alrededor de un 20%-30% del presupuesto total.

Además, Donald Trump ha anunciado grandes recortes en instituciones de salud estadounidenses como la agencia de medicamentos FDA, el centro de control de enfermedades CDC, los institutos nacionales de salud NIH o la oficina de ayuda al desarrollo USAID.

Daniel López Acuña ha trabajado durante más de 30 años en la OMS en diferentes cargos de responsabilidad y considera la situación actual como “seria”, por su impacto “severo” para mejorar la salud mundial. “La política de Trump en esta segunda legislatura se basa en un claro ataque al multilateralismo y los mecanismos internacionales de gobernanza compartida y de asociación de acciones: no es un hecho aislado, porque al mismo tiempo que se retira de la OMS, se retira de UNRWA -la Agencia de Refugiados de la ONU para los palestinos-, se retira del Acuerdo de París sobre el cambio climático y se va a retirar del Consejo de Derechos Humanos, de UNICEF y de la Organización Mundial de la Alimentación FAO. Es todo una orquestación de políticas anti-multilaterales, muy propio de una andanada de políticas muy conservadoras, ultra-derechistas y muy aislacionistas”, ha advertido.

El impacto del abandono de la OMS supone un gran impacto en la salud pública mundial, ya que cesado el diálogo en las conversaciones para elaborar un futuro tratado pandémico -que ya estaba siendo boicoteado por Estados Unidos y otros países- o a revisar el Reglamento Sanitario Internacional.

Ruptura de la gobernanza internacional

Para López Acuña, los efectos se verán de diferentes maneras, además del económico “que supone una parálisis en la acción de múltiples líneas de trabajo de la OMS. Pero, además, es la ruptura a la gobernanza internacional que se pactó en la constitución de la OMS en 1948, en la que participó Estados Unidos y por la que se creó una autoridad sanitaria mundial para coordinar a los gobiernos mundiales. Esta auto-exclusión afecta muchísimo en la preparación pandémica y a la alerta y la respuesta a otras posibles emergencias sanitarias, incluidas pandemias”.

Otro dato clave es que Estados Unidos financia el 50% del Programa Mundial de Alimentos. Curiosamente, en parte con excedentes agrarios del propio país, por lo que es muy probable que la decisión de retirarse impacte también, de manera indirecta, en los propios agricultores estadounidenses. Por otro lado, aporta el 40% de ONU-Sida y el 40% de ACNUR o de la Organización Internacional de Migraciones, una entidad que paradójicamente refleja en buena medida los intereses estadounidenses en materia migratoria.

Tampoco debe olvidarse -prosigue López Acuña- “que la OMS tiene una misión técnico-normativa para todos los países del mundo, incluidos Estados Unidos y Argentina, que también se ha retirado de una manera irreflexiva y absurda, sin entender todo lo que pierde. Esta función técnico-normativa supone normas del Códex Alimentario (que son válidas para el mundo entero), la Lista Esencial de Medicamentos, las normas y estándares de salud ambiental, salud humana, salud animal, sexual y reproductiva, salud mental, enfermedades transmisibles y no transmisibles… Es decir, todo el marco de coordinación preventivo y normativo de la Salud Pública mundial”.

De este modo, desde su punto de vista, esta decisión “implica marginar a los científicos e investigadores estadounidenses del mecanismo global creado hace décadas, con impacto en acciones en países de menos recursos” como Sudán del Sur, Somalia, República Democrática del Congo, Liberia, Afganistán, Sudán, Uganda y Etiopía, con un impacto superior al 3% del PIB (mayor incluso al impacto del covid) y que perderán el 20% de su ayuda.

Otros recortes clave se producirán en acceso a medicamentos, en coberturas vacunales, en esfuerzos para reducir la mortalidad materno-infantil, en el VIH-sida (donde Estados Unidos ha sido especialmente clave con el programa PEPFAR), la tuberculosis o la malaria, “con otra importante aportación que se va a retirar. Tiene un impacto en múltiples dimensiones también en los mecanismos de salud global. Y no olvidemos el impacto que tendrá el nombramiento de Robert Kennedy Jr. como nuevo secretario de Salud estadounidense, un antivacunas”.

Como solución, López Acuña propone que el resto de países de la OMS -todos los pertenecientes a la ONU excepto Liechtenstein- “cierren filas y compensen el hachazo en tantos campos que ha constituido el abandono de estos dos países”.

¿Se producirá finalmente el abandono?

Altos directivos de la OMS, consultados en exclusiva por Demócrata PRO, han coincidido en considerar la situación como grave, aunque han admitido que creen que finalmente Estados Unidos no abandonará la institución. Consideran probable que, en las negociaciones que están comenzando, los estadounidenses anuncien una apreciable disminución de fondos y que exijan dimisiones de algunos de los dirigentes del organismo. Pero que no acabarán abandonando la OMS. Las mismas fuentes se preguntan qué postura tomará Argentina cuando esto se produzca.   
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