Actualización normativa para los vinos Ribeiras do Morrazo refleja la evolución en la viticultura

Archivo - Las uvas de un viñedo Rosa Veiga - Europa Press - Archivo

El último boletín del Diario Oficial de Galicia ha difundido la decisión de la Axencia Galega da Calidade Alimentaria que consiente una actualización en el pliego de condiciones de la Indicación Geográfica Protegida Ribeiras do Morrazo, orientada a alinear sus estatutos con la situación productiva actual.

La reforma, destacada por la Xunta mediante comunicado, implica modificaciones en diversos componentes técnicos y productivos para adaptarse a la diversidad de variedades de uva, las modernas técnicas enológicas y las actuales circunstancias de la viticultura en el área.

Entre las alteraciones más significativas está la reducción de medio punto en la gradación alcohólica necesaria para los vinos blancos, estableciéndose ahora en 11%. Este ajuste se debe a las características de ciertas variedades autorizadas que maduran óptimamente con un contenido alcohólico menor al previo, y a la demanda creciente de vinos de graduación moderada.

En términos de acidez, los nuevos límites de acidez volátil se establecen en 18 miliequivalentes para los vinos blancos y 20 para los tintos. La Xunta explica que esta medida se basa en la tendencia de elaborar vinos que se conservan más tiempo en depósito, ya sea en madera o acero, sobre lías finas, lo que puede incrementar la acidez volátil sin afectar la calidad.

NUEVOS LÍMITES

En relación a los rendimientos de elaboración, se aumenta el tope hasta 70 litros de vino por cada 100 kilos de uva en las variedades blancas y 72 litros para las tintas, reflejando avances tecnológicos en la extracción de mosto que mejoran la eficiencia sin comprometer la calidad.

Se ajustaron igualmente los máximos productivos de uva por hectárea, estableciéndose en 12.000 kilos para las blancas y 10.000 para las tintas, con un rendimiento máximo de vino por hectárea de 8.400 litros y 7.200 litros respectivamente. Esta modificación se alinea con la realidad productiva local, donde en algunas campañas se superan los límites anteriores sin mermar la calidad final del vino.

Finalmente, también se modificaron las características de los terrenos aptos para el cultivo de viñedos, eliminando el límite de altitud máxima de 300 metros que estaba previamente estipulado. Esta actualización reconoce la existencia de viñedos en altitudes superiores y su potencial para producir vinos más aromáticos y resistentes a enfermedades, siendo además una adaptación recomendada frente al cambio climático.

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