La AIE revela causas del apagón de abril en España y Portugal por desconexiones imprevistas

La AIE analiza el apagón de abril en la Península Ibérica y subraya la importancia de una operación de red de calidad.

Archivo - Vista de una torre de alta tensión, a 23 de agosto de 2023, en Madrid (España). En esta cuarta ola de calor, la más prolongada en lo que va de verano, el precio de la luz se ha disparado. La cotización de la electricidad en el mercado mayorista Jesús Hellín - Europa Press - Archivo

Según un análisis de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), el apagón ocurrido el 28 de abril en la Península Ibérica evidencia que la estabilidad eléctrica no solo se sustenta en la generación de energía, sino también en la calidad operativa de la red y en la adecuada gestión de todos los elementos conectados. El incidente fue iniciado por «una rápida sucesión de fallos técnicos», que incluyeron desconexiones no programadas de generadores, aunque los niveles de tensión no habían excedido los límites reglamentarios.

«El suceso se desencadenó por una rápida sucesión de fallos técnicos», indica la AIE en un fragmento de su informe ‘Perspectiva Energética Mundial 2025’. El documento, que recoge observaciones de ENTSO-E, la Red Europea de Gestores de Redes de Transporte de Electricidad, señala que momentos antes del apagón, el sistema eléctrico presentó una inestabilidad notable, con fluctuaciones atípicas en la tensión y el flujo de potencia.

«Esta inestabilidad fue seguida de un fuerte aumento de la tensión, ya que los sistemas de protección desconectaron erróneamente generadores que habían estado absorbiendo potencia reactiva, a pesar de que los niveles de tensión aún no habían superado los umbrales establecidos por la normativa», destaca la AIE. La progresiva desconexión de más centrales intensificó aún más la tensión, provocando «una cascada de desconexiones adicionales», mientras que cientos de megavatios (MW) de fuentes más pequeñas también se desconectaron inesperadamente, complicando la situación para los operadores del sistema.

La AIE recalca que el episodio del pasado 28 de abril «demuestra que la seguridad eléctrica en los sistemas modernos depende no solo de la generación, sino también de la calidad de la operación de la red y del comportamiento de todos los activos conectados». Subraya la importancia de establecer normativas claras que obliguen a los generadores a apoyar el sistema en emergencias y a desconectarse solo cuando se superen umbrales específicos.

La agencia también enfatiza la relevancia de la preparación y la rápida recuperación del suministro eléctrico en la Península Ibérica, facilitada por las robustas interconexiones con países vecinos, los protocolos de emergencia eficientes y la capacidad de arranque en negro. «Mantener y fortalecer estas capacidades es crucial», concluye.

Asimismo, el apagón ha captado atención internacional, ofreciendo la oportunidad de revisar aspectos comunes de la seguridad y resiliencia del suministro eléctrico en un contexto de evolución de los sistemas de energía. La AIE identifica «cuatro pilares fundamentales» para cualquier sistema eléctrico, incluyendo una infraestructura de red robusta, la flexibilidad del sistema, soluciones técnicas adecuadas y la adaptación de marcos operativos a los nuevos desafíos y tecnologías.

«Los costes económicos de los apagones son muy elevados», concluye la AIE, recordando los impactos de interrupciones similares en otros contextos y la creciente importancia de la seguridad en el suministro eléctrico ante la complejidad de los sistemas modernos.

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