Airbus ha culminado la adquisición de seis centros de Spirit AeroSystems, compañía que a su vez ha pasado a manos de Boeing, y que se encargan de tareas vinculadas al negocio de aviones comerciales del grupo europeo.
Con el cierre definitivo de la transacción, Airbus incorpora a su estructura más de 4.000 empleados y seis instalaciones adicionales en las que se llevan a cabo actividades de “importancia crítica” para los aviones comerciales de la compañía, tal y como ha subrayado el vicepresidente de Operaciones del segmento de aviones comerciales de Airbus, Florent Massou.
En este nuevo perímetro industrial, la planta de Kinston (EEUU), donde se fabrican secciones del fuselaje del A350, pasa a integrarse bajo la denominación Airbus Aerosystems Kinston. La factoría de Saint-Nazaire (Francia), dedicada también al fuselaje del A350, se incorpora como Airbus Atlantic Cadréan. Por su parte, la instalación de Casablanca (Marruecos), centrada en componentes del A321 y el A220, operará como Airbus Atlantic Maroc Aero.
Asimismo, la producción de alas y del fuselaje central del A220 en Belfast (Irlanda del Norte) se reorganiza bajo el nombre de Airbus Belfast. La planta de Prestwick (Escocia), que fabrica componentes de alas para los programas A320 y A350, se convertirá en una filial denominada Prestwick Aerosystems. Finalmente, la producción de pilones del A220 se reubicará desde Wichita (EEUU) a la planta de Saint-Eloi (Francia), integrando así estas actividades en una instalación ya existente del grupo.
Dentro de los términos económicos del acuerdo, Airbus ha percibido una compensación de 439 millones de dólares (376 millones de euros), además de otras cantidades específicas destinadas a la cancelación de determinados pasivos, de acuerdo con lo previsto en los contratos de compraventa firmados entre las partes.
La compra de Spirit por parte de Boeing recibió el visto bueno de la Comisión Europea el pasado mes de octubre, condicionada a la obligación de desprenderse del negocio que suministra piezas para los aviones de Airbus, precisamente el perímetro que ahora ha pasado a manos del fabricante europeo.
La operación, cifrada en torno a 4.700 millones de dólares (4.372 millones de euros), generó inquietud en Bruselas ante el riesgo de una merma de la competencia en los mercados de aeroestructuras y de grandes aviones comerciales, así como por el posible impacto negativo en la cadena de suministro de Airbus y el acceso de Boeing a información sensible del fabricante europeo.










