La Unión de Créditos Inmobiliarios (UCI) estima que para el año 2025, el número de hipotecas formalizadas superará las 400,000 operaciones, lo que representa un aumento del 10% en comparación con el año anterior, gracias a un entorno económico más propicio que podría resultar en más de 700,000 transacciones de compraventa de viviendas durante el año.
«Entramos en un ciclo de financiación más favorable. La bajada de tipos supone una ventana de oportunidad para familias que habían paralizado su decisión de compra. Ahora, con un acceso al crédito más viable, estamos viendo cómo se reactivan operaciones en distintos perfiles de compradores», ha indicado el subdirector general de UCI, José Manuel Fernández.
Desde UCI destacan que el verano de este año se muestra «mucho más dinámico» comparado con otros, tradicionalmente más pausados. «El verano puede convertirse en un punto de inflexión, donde muchos compradores retoman proyectos personales y aprovechan las nuevas condiciones financieras para cerrar operaciones», ha explicado.
La entidad ha enfatizado que, aunque la financiación ha mejorado, esto no soluciona los desequilibrios existentes en el mercado y la falta de vivienda disponible «sigue siendo el gran desafío».
FALTA DE SUELO, PRESIÓN DEMOGRÁFICA Y RETRASOS ADMINISTRATIVOS
Además, desde UCI han apuntado que la falta de suelo finalista, los retrasos administrativos en los desarrollos urbanísticos y una presión demográfica sostenida dificultan el ajuste entre oferta y demanda. «Tenemos una oportunidad única con los tipos bajos, pero si no generamos suficiente oferta, corremos el riesgo de convertir esa oportunidad en frustración social. No es una cuestión solo de acceso al crédito; es también un problema de disponibilidad de producto», ha señalado Fernández.
Para responder a este desequilibrio, UCI propone actuar sobre la raíz del problema y liberar suelo urbanizable, agilizar los trámites de concesión de licencias, apostar por la industrialización de la construcción y facilitar el acceso a la financiación tanto a particulares como a promotores.
«No estamos ante un escenario de especulación ni de endeudamiento excesivo. Lo que existe es una disfunción estructural entre la oferta y la demanda. Resolverla exige políticas eficaces, planificación a largo plazo y una visión compartida del futuro de la vivienda en España», ha concluido Fernández.