En octubre, la actividad manufacturera en Estados Unidos experimentó un crecimiento, alcanzando el índice de gerentes de compras (PMI) de S&P Global los 52,5 puntos, superando los 52 puntos del mes anterior y marcando así tres meses consecutivos de expansión.
Según la agencia, se observó una mejora en la producción y en la recepción de nuevos pedidos. No obstante, este incremento se sustentó principalmente en la demanda doméstica, ya que las exportaciones sufrieron un declive por el impacto de los aranceles impuestos.
La incertidumbre política en torno al comercio ha erosionado la confianza empresarial respecto al futuro, aunque algunos sectores manufactureros anticipan beneficios a largo plazo gracias a la reubicación industrial dentro del país. Las tarifas aduaneras continúan provocando una inflación de costes «elevada».
Por otro lado, el aumento del empleo se mantuvo «modesto» frente a señales de exceso de capacidad en las plantas de producción. Las empresas, en un movimiento sin precedentes, incrementaron sus inventarios ya que la producción fue suficiente para cubrir las demandas existentes.
«Lo más preocupante es el crecimiento récord de inventarios no vendidos, principalmente debido a ventas por debajo de las expectativas, especialmente en el ámbito exportador, lo que podría llevar a una disminución de la producción futura si no mejora la demanda», advirtió Chris Williamson, economista jefe del área de empresas de S&P Global Market Intelligence.
«Estas preocupaciones sobre las exportaciones y las importaciones se agudizan por temas políticos más locales, como el cierre del Gobierno federal, afectando principalmente a los sectores orientados al consumo», añadió Williamson, notando que la confianza en estos sectores ha caído a los niveles más bajos en dos años.
















