La consejera de Desarrollo Rural de Cantabria, María Jesús Susinos, ha requerido este lunes al ministro de Ganadería, Luis Planas, que cubra el sobreprecio que enfrentan los ganaderos de la región por la adopción de crotales electrónicos en el ganado vacuno desde el 1 de julio pasado. Su departamento ha calculado en 180.455 euros el incremento respecto al costo de los crotales tradicionales para la región.
En la Conferencia Sectorial de Agricultura y Desarrollo Rural y durante los consejos consultivos de Política Pesquera y Política Agraria para Asuntos Europeos, Susinos ha urgido a Planas a que no se siga ahogando a los ganaderos, ahora con este nuevo gasto.
De acuerdo con un comunicado del Gobierno, la consejera ha argumentado que esta política de identificación animal no debería ser responsabilidad de los ganaderos, ya que aún no está aplicada en la mayor parte de los países de Europa, al no ser de obligado cumplimiento, y su obligación proviene del Ministerio de Planas.
Susinos ha informado al ministro que el crotal tradicional cuesta 1,13 euros, mientras que el electrónico se eleva a 3 euros, casi triplicando el gasto por animal. Considerando que en 2024 se instalarán en Cantabria 96.500 crotales, los ganaderos de la comunidad van a pasar de pagar 109.045 euros en crotales a 289.500 euros en los nuevos.
Por esta razón, Susinos ha solicitado al Ministerio que asuma este plus de dinero, que la Consejería ha valorado en 180.455 euros, lo que demostraría que existe voluntad por parte del Gobierno de España.
En la conferencia también estuvieron presentes el director general de Ganadería, Alfredo Álvarez; la directora general de Desarrollo Rural, Carmen Fernández y el director general de Pesca y Alimentación, Paulino San Emeterio.
RELEVO GENERACIONAL
La consejera también ha abordado el tema del relevo generacional en la agricultura durante su intervención, pidiendo que se enriquezca con las acciones de las comunidades autónomas, al ser un problema de Estado que necesita medidas específicas y conjuntas.
Ha destacado la importancia de las explotaciones agrarias familiares, acumuladoras del conocimiento productivo local, que en Cantabria se considera vital para que el saber no se pierda y se transfiera a las nuevas generaciones.