Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE), ha expresado su preocupación por la ‘fatiga regulatoria’ que se ha ido acumulando desde la crisis financiera de 2008. Esta situación ha generado un escenario de competencia desequilibrada, donde las entidades no bancarias operan bajo regulaciones menos rigurosas que los bancos. En un reciente discurso en Ámsterdam, ha instado a ‘redoblar los esfuerzos’ para aplicar un conjunto de normas globales más estrictas a estas firmas que realizan actividades similares a las bancarias o que están significativamente conectadas con este sector.
Las entidades no bancarias, que incluyen fondos de inversión, compañías de seguros, fondos del mercado monetario y vehículos de titulización, han experimentado un notable crecimiento en la zona euro, pasando de representar aproximadamente el 250% del PIB en 2008 a más del 350% actualmente. Lagarde ha destacado que, a pesar de su creciente peso en el sistema, estas operan con una regulación considerablemente más laxa que la del sector bancario.
Además, la presidenta del BCE ha señalado la emergencia de signos de ‘fatiga regulatoria’, atribuyéndola al éxito del marco regulatorio global establecido tras la crisis de 2008, lo cual ha debilitado la percepción de la necesidad urgente de regulaciones estrictas. Esta disminución en la percepción de urgencia, combinada con preocupaciones sobre la competitividad de los bancos frente a las entidades no bancarias, ha llevado a propuestas para revisar el marco regulatorio actual.
‘Es vital que adapten la regulación y la supervisión a este entorno complejo. Deberían hacerlo no rebajando los estándares para los bancos, sino nivelándolos para las entidades no bancarias que participan en actividades similares a las bancarias o que tienen vínculos significativos con el sector bancario’, ha defendido Lagarde. También resaltó la labor del Grupo de Trabajo de Alto Nivel del BCE sobre Simplificación, que prepara propuestas para reducir la complejidad del marco europeo de regulación y supervisión, buscando mantener la resiliencia de los bancos mientras se fomenta una mayor integración y armonización en la UE.