Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE), ha proclamado este jueves el término del período de desinflación en la eurozona, instando al mismo tiempo a los líderes políticos, especialmente a Francia, a adherirse a las normas y disciplina fiscal establecidas.
‘El proceso desinflacionario ha acabado, […] pero aún seguimos estando en una buena posición’, declaró Lagarde en la conferencia de prensa posterior a la reunión del BCE, donde se decidió mantener los tipos de interés en el 2% por segunda vez consecutiva.
A pesar de ello, reafirmó que el BCE está ‘determinada’ a mantener la inflación en torno al 2% a medio plazo, adoptando un enfoque de ‘reunión a reunión’ sin anticiparse a futuras decisiones sobre los tipos de interés.
En relación a la situación política en Francia, Lagarde optó por no comentar sobre casos específicos, aunque se mostró ‘convencida’ de que los gobiernos europeos eventualmente cumplirán con la disciplina fiscal requerida.
La exministra francesa de Economía subrayó que los eurobonos siguen operando de forma ‘ordenada’ y ‘engrasada’, asegurando que el BCE dispone de ‘todas las herramientas necesarias’ para enfrentar cualquier problema que pudiera afectar la correcta ejecución de la política monetaria.
ANÁLISIS MACRO
Lagarde destacó que la economía de la eurozona creció un 0,7% en la primera mitad del año, impulsada por la demanda interna, aunque el crecimiento fue más notable en el primer trimestre antes de ser impactado por la guerra comercial iniciada por Donald Trump.
La ‘guardiana del euro’ observó que tanto la industria como los servicios han mantenido su expansión y, aunque el mercado laboral mostró signos de debilidad, sigue siendo una ‘fuente de fortaleza’ con una tasa de desempleo del 6,2% en julio.
‘Se prevé que el aumento de los aranceles, la fortaleza del euro y el incremento de la competencia mundial frenen el crecimiento durante el resto del año. Sin embargo, el efecto de estos factores adversos sobre el crecimiento debería desaparecer el año que viene’, explicó Lagarde.
Finalmente, mencionó que los riesgos para el crecimiento se han vuelto ‘más equilibrados’, aunque advirtió que las tensiones comerciales y geopolíticas podrían aumentar la incertidumbre y afectar negativamente a los mercados financieros y la demanda interna, lo que también podría impactar en la inflación.