La Comisión Europea ha desvelado este miércoles las bases jurídicas para avanzar en su propuesta de financiación a Ucrania mediante el uso de activos soberanos rusos congelados en Bélgica, un préstamo que asciende a 140.000 millones de euros. Esta iniciativa ha suscitado la disconformidad del Gobierno belga, que la califica de «confiscación» y alerta sobre el riesgo de bancarrota que podría conllevar para el país.
«Nuestras propuestas se ajustan al Derecho internacional, maximizan la presión sobre Rusia y transmiten un mensaje claro de que su agresión no prevalecerá», afirmó Valdis Dombrovskis, comisario económico, en una conferencia de prensa en Bruselas, acompañado por Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión.
«Con las propuestas garantizaremos que Ucrania cuente con los medios para defenderse y avanzar en las negociaciones de paz desde una posición de fuerza», señaló von der Leyen, quien también mencionó una reducción de opciones, decantándose finalmente por la emisión de deuda conjunta en los mercados para financiar otro préstamo europeo de 90.000 millones a Ucrania.
Von der Leyen clarificó que la segunda opción necesitaría unanimidad entre los Veintisiete, mientras que la financiación mediante activos rusos podría activarse por mayoría cualificada. Estas propuestas serán discutidas en la próxima cumbre de la UE el 18 y 19 de diciembre, esperando un apoyo decidido.
«Hemos escuchado con mucha atención las preocupaciones de Bélgica y hemos tenido en cuenta casi todas en la propuesta que ahora ponemos sobre la mesa para el préstamo de reparaciones», insistió Von der Leyen, quien subrayó que el préstamo contaría con «fuertes salvaguardas» para minimizar riesgos. Kiev solo deberá devolver este préstamo si Rusia compensa a Ucrania al finalizar el conflicto.
BÉLGICA CUESTIONA LA LEGALIDAD Y VE UNA «CONFISCACIÓN»
El primer ministro belga, Bart de Wever, ha rechazado desde el inicio la idea de utilizar la liquidez de los activos rusos, por los posibles riesgos legales y financieros. «Fundamentalmente errónea», así describió la propuesta, alegando que podría comprometer las negociaciones de paz con Ucrania.
Por su parte, el ministro de Exteriores, Maxime Prévot, calificó la medida de «inaceptable» y criticó la presión sobre el Gobierno belga que podría llevar al país a la «bancarrota».
