Morningstar DBRS ha expresado preocupación por las posibles influencias políticas que podrían afectar a la consolidación bancaria dentro de la Unión Europea (UE). La entidad utilizó como referencia el infructuoso intento de adquisición de Sabadell por parte de BBVA para destacar los retos que enfrentan las instituciones financieras europeas que buscan fusiones, tanto a nivel doméstico como transfronterizo.
Se destacó que el intento fallido entre BBVA y Sabadell terminó afectando principalmente a los accionistas, y entre su anuncio en mayo de 2024 y su conclusión en octubre de 2025, surgieron múltiples obstáculos similares a los observados en otras operaciones como las de Unicredit con Banco BPM en Italia y Commerzbank en Alemania.
Estos obstáculos “pueden prolongar el proceso e incrementar los costes”. En España, el Gobierno impuso condiciones “punitivas” en la OPA, como la exigencia de mantener la autonomía de ambas entidades por al menos tres años, lo que “redujo significativamente las posibles sinergias de costes”.
Respecto a las fusiones transfronterizas, el análisis subraya las aspiraciones de reguladores europeos como el Banco Central Europeo (BCE) por lograr una mayor consolidación. DBRS anticipa la continuidad de las actividades de fusión en Europa, aprovechando los beneficios acumulados recientemente por los bancos para estas operaciones.
Sin embargo, la firma de calificación resalta que es crucial reconocer los beneficios de una consolidación mayor. Señala que, aunque las ventajas en costes e ingresos son claras en banca minorista y comercial, son más fáciles de lograr a nivel doméstico que transfronterizo. En contraste, esta tendencia no se replica en la banca de inversión, corporativa y de gestión de activos, donde las fusiones transfronterizas europeas no minoristas presentan menos interés comercial para competir con grandes bancos estadounidenses en mercados de capitales.
DBRS también menciona que la regulación europea ha avanzado “poco” para facilitar las fusiones transfronterizas y sigue siendo muy fragmentaria, destacando la falta de un fondo de garantía de depósitos único y un mercado de capitales europeo consolidado.