En la jornada del miércoles, las acciones de las principales entidades bancarias de Italia mostraban una notable baja en la Bolsa de Milán, esto a raíz de reportes que sugieren un posible interés del gobierno de Georgia Meloni por incrementar las contribuciones fiscales del sector para fomentar la consolidación fiscal.
De acuerdo con informantes anónimos mencionados por Bloomberg, se estaría contemplando la extensión de una normativa actual que impide a los bancos aprovechar los créditos fiscales diferidos. Esta medida podría aumentar los ingresos fiscales en hasta 1.500 millones de euros y permitiría al gobierno reducir las tasas de impuestos para la clase media, sin comprometer el objetivo de disminuir el déficit a menos del 3% para el próximo año.
Según ‘Il Messagero’, luego de que se acordara la congelación de 4.000 millones en créditos fiscales para el período 2025-2026, el gobierno buscaría prolongar esta restricción por dos años más.
Los DTA, o activos por impuestos diferidos, representan créditos que surgen de pérdidas pasadas y que los bancos pueden utilizar posteriormente para reducir su carga tributaria. La restricción temporal de su uso significa que los bancos abonan más impuestos inicialmente, aunque menos más adelante, cuando puedan emplear los DTA.
No obstante, las fuentes recalcaron que cualquier nueva política se discutirá y coordinará con las instituciones financieras italianas.
El viceprimer ministro Antonio Tajani expresó el domingo su oposición a la imposición de tributos extraordinarios sobre los bancos, solo un día después de que el ministro de Finanzas, Giancarlo Giorgetti, sugiriera que los bancos deberían contribuir más, considerando sus elevados beneficios.
Este miércoles, las cotizaciones de los bancos italianos reflejaban la incertidumbre con descensos que llegaban al 4,1% en Banca Monte dei Paschi di Siena; 3,25% en Intesa San Paolo; 2,95% en Mediobanca; y hasta un 3% en Banca BPM. Por su parte, las acciones de UniCredit disminuían un 0,24%.