El sistema de pensiones de España enfrenta ‘una crisis de sostenibilidad sin precedentes’, de acuerdo con un análisis realizado por Santiago Calvo y Daniel Fernández, del Centro Ruth Richardson de la Universidad de las Hespérides.
El informe indica que el déficit fundamental del sistema en 2024 fue de 66.206 millones de euros, lo que representa el 4,2% del PIB, y que las cotizaciones sociales solo cubren tres cuartas partes del gasto pensional.
El estudio alerta que el gobierno recurre ‘de forma recurrente’ a transferencias extraordinarias y endeudamiento para financiar el sistema, ‘lo que incrementa la presión sobre unas finanzas públicas ya tensionadas’.
Según los investigadores, sin las pensiones, España registraría un superávit fiscal cercano al 1% del PIB.
Las proyecciones futuras son ‘aún más alarmantes’, ya que el gasto en pensiones se incrementó del 10,3% del PIB en 2021 al 16,7% del PIB actual, según el Ageing Report 2024 de la Comisión Europea. ‘Este incremento sitúa a España como el país que registrará el mayor aumento del gasto en pensiones de toda Europa en las próximas dos décadas, partiendo además de una situación fiscal notablemente delicada’, sostiene el informe.
‘EL TIMO DE LA HUCHA DE LAS PENSIONES’
El informe denuncia lo que describe como ‘el timo de la hucha de las pensiones’. Los autores señalan que ‘el aparente relleno del Fondo de Reserva de la Seguridad Social mediante el Mecanismo de Equidad Intergeneracional constituye un mero artificio contable que no genera ahorro real’.
Esta estrategia financiera, advierten, solo permitiría cubrir 52 días del déficit anual del sistema, con una rentabilidad del fondo muy baja, casi al nivel de la inflación, debido a su inversión casi exclusiva en deuda pública nacional.
Sólo Madrid, Baleares, Ceuta y Melilla muestran un saldo contributivo positivo, mientras que Andalucía, País Vasco y Galicia presentan los déficits más altos.
Los autores del estudio llaman a una reforma ‘profunda y urgente’ del sistema de pensiones para equilibrar ingresos y gastos de manera sostenible y ‘realista’. ‘Ignorar esta realidad sólo amplificará los costes económicos, fiscales y sociales para las futuras generaciones’, concluyen.
