España figura entre los países europeos más afectados por la congestión de la red eléctrica, una situación que provocará que en 2024 se dejen de aprovechar 892 gigavatios hora (GWh) de generación renovable por restricciones de red —los llamados ‘curtailments’ o paradas forzosas de la producción—. Ese volumen, de no actuar sobre la infraestructura, podría multiplicarse por tres de aquí a 2030, hasta los 2.869 GWh, de acuerdo con el informe “The State of European Power Grids: A Meta-Analysis”, promovido por Hitachi Energy y elaborado por la consultora Aurora Energy Research.
El estudio detalla que el consumo eléctrico en España se concentra sobre todo en Madrid y en las áreas costeras, mientras que la mayoría de los recursos renovables —grandes instalaciones solares y parques eólicos— se ubican en zonas periféricas con una demanda local mucho menor, lo que agrava los problemas de evacuación de la energía producida.
El ‘head of Renewables’ de Hitachi Energy, Alfredo Parres, señaló que este desajuste territorial, unido a la capacidad limitada de las líneas de transporte y a los retrasos en la entrada en operación de nuevas infraestructuras, “genera cuellos de botella en la red y obliga a limitar la producción renovable que podría estar abasteciendo el sistema”.
En 2024, las provincias con mayores volúmenes de energía renovable desaprovechada fueron Badajoz (177 GWh) y Ciudad Real (120 GWh), a las que se suman Zaragoza (143 GWh), Soria (54 GWh) y Lugo (50 GWh), según los datos recogidos en el informe.
El documento alerta de que España se arriesga a malgastar una parte relevante de su potencial renovable y a dilapidar una ventaja competitiva estratégica en el marco europeo de la transición energética, si no acelera la modernización de sus redes.
Parres recordó que España “se sitúa a la vanguardia de las energías renovables”, después de que el año pasado estas tecnologías aportaran el 57% de la electricidad generada en el país, y que el sistema eléctrico nacional está encaminado hacia una práctica descarbonización total en 2030; aunque recalcó que “este objetivo no será posible sin una inversión acelerada en la infraestructura de red”.
A escala europea, en 2024 se desperdiciaron 72 teravatios hora (TWh), en su mayoría procedentes de fuentes renovables, a causa de los cuellos de botella en la red, un volumen similar al consumo anual de electricidad de Austria.
El análisis indica que actualmente hay muchos más proyectos —parques solares, instalaciones eólicas y sistemas de baterías— intentando conectarse a la red de los que esta puede asumir en el corto plazo.
En concreto, en España, Reino Unido, Francia, Italia y Países Bajos existen 800 gigavatios (GW) de proyectos renovables y 550 GW de proyectos de baterías en cola para conectarse, una cifra que supera ampliamente la potencia actualmente instalada —339 GW en solar y eólica y 10 GW en baterías—, lo que pone de manifiesto la envergadura del desafío para los operadores de red.
El informe añade que las solicitudes de conexión de grandes consumidores eléctricos —como redes de recarga de vehículos eléctricos, centros de datos, sistemas de calefacción eléctrica o iniciativas de hidrógeno verde— suman 321 GW, por encima de la demanda máxima registrada en Europa en 2024 (245 GW).
En el conjunto del continente, para cumplir el objetivo de emisiones netas cero en 2050 será necesario triplicar la capacidad solar y eólica instalada y asumir un incremento de la demanda eléctrica superior al 70%, lo que exigirá una expansión sin precedentes de las redes.
Pese a que la inversión en redes europeas ha crecido un 47% en los últimos cinco años, hasta alrededor de 70.000 millones de euros anuales, el documento advierte de que esa cifra sigue situándose entre un 13% y un 44% por debajo de lo requerido cada año para cumplir las metas climáticas.
Inversiones necesarias en las redes europeas
Según el informe, Europa debería destinar entre 81.000 y 113.000 millones de euros al año a sus redes eléctricas para aliviar los cuellos de botella que frenan la transición energética y minan la competitividad del continente frente a otras regiones.
De cara a 2045, se estima que será preciso desplegar 465.000 kilómetros adicionales de líneas de transmisión, 6,3 millones de kilómetros de líneas de distribución y más de 4 millones de transformadores, lo que en la práctica supone reconstruir la red eléctrica europea en el plazo de una sola generación.
Por ello, el informe insiste en la importancia de reforzar la coordinación entre los operadores de los sistemas de distribución, los gestores de transporte y el resto de agentes de la cadena de valor, mejorar la visibilidad sobre las necesidades futuras de equipamiento y optimizar el uso de la red existente para facilitar la integración de renovables, la electrificación de la economía y el cumplimiento de los objetivos climáticos de la Unión Europea.










