El ‘think tank’ EuropeG ha lanzado una advertencia sobre la inversión en innovación en Europa, que es un 35% menor en comparación con Estados Unidos, exponiendo al continente al peligro de ‘quedar atrapada en la trampa tecnológica media’. Antoni Castells, al frente de este grupo de análisis en economía política, destaca que la Unión Europea se halla ante una ‘brecha tecnológica persistente’ frente a potencias como Estados Unidos y China, con un gasto en Investigación y Desarrollo que alcanza el 2,3% del PIB, frente al 3,5% de Estados Unidos, de acuerdo a los datos más recientes de Eurostat y la OCDE de 2023.
El estudio denominado ‘La nueva política industrial en la UE’ sugiere que esta diferencia se mantendrá hasta 2025, instando a duplicar los fondos para innovación y a reformar la política de competencia para fortalecer la soberanía económica y tecnológica europea. EuropeG recalca la importancia de la política industrial, convertida ahora en un pilar central de la agenda económica europea, con el fin de conseguir una Europa más competitiva.
El análisis, realizado por Rafael Myro y Vicente Salas, aborda la nueva estrategia de la UE posinformes Letta y Draghi, reflejada en la ‘Brújula de la Competitividad de la Comisión Europea’, que subraya ‘la necesidad de combinar mercado, regulación y acción pública estratégica’. Se identifica un cambio en la gobernanza económica global y se plantea un ‘trilema’ entre política industrial, regulación y defensa de la competencia, proponiendo tres escenarios posibles: mercado regulado, concertado o dirigido.
El documento también pone de manifiesto que el principal problema de la competitividad europea es el déficit de innovación privada, ya que, a diferencia de EEUU y China, que invierten en tecnologías punteras, las empresas europeas se concentran en sectores más tradicionales. Propone duplicar el presupuesto del ‘Programa Marco de I+D’ a 200.000 millones de euros y crear una agencia al estilo de la ‘ARPA’ estadounidense, que sería parte del European Innovation Council para financiar proyectos tecnológicos de alto riesgo.
Finalmente, EuropeG sugiere que la UE debe adaptar su política para fomentar campeones europeos en sectores clave, flexibilizando las ayudas de Estado y revisando las políticas de competencia para ser más efectivos frente a los gigantes tecnológicos globales.
