Fitch Ratings ha mejorado la calificación de emisor a largo plazo de BBVA a ‘A-‘, ascendiendo desde ‘BBB+’, y ha retirado al banco de su lista de seguimiento con vigilancia especial positiva, asignándole además una perspectiva ‘estable’.
Esta actualización se une a las recientes mejoras realizadas por Standard & Poor’s y Moody’s.
En un reciente informe, Fitch atribuye esta mejora a una evaluación más favorable del entorno operativo en España y a la robusta generación de beneficios de BBVA, que se beneficia de su diversificación geográfica.
Según el informe, el rating actual no considera la potencial oferta pública de adquisición sobre Sabadell, aunque los analistas opinan que esta operación no afectaría negativamente al perfil crediticio de BBVA.
Fitch ha destacado la capacidad de BBVA para mantener beneficios sólidos “durante diferentes ciclos económicos y de tipos de interés”, apoyado en su diversificación geográfica y en una eficiente gestión de costes con “baja correlación” con el mercado español.
“La capitalización y la calidad de los activos son debilidades para el rating debido a la exposición del grupo a economías más volátiles, lo que resulta en ratios de mora y cargos por depreciación de préstamos estructuralmente más débiles que la mayoría de sus pares europeos”, señaló Fitch.
Respecto a la adquisición de Sabadell, Fitch mencionó que esta operación podría cerrar la brecha en presencia doméstica con su principal competidor. “Los riesgos de ejecución son considerables pero manejables, dado el sólido historial de BBVA en integraciones bancarias”, comentaron desde la agencia.
La agencia consideraría una rebaja en el rating si la ratio de capital CET1 se mantiene por debajo del 12% durante un periodo prolongado, si el beneficio operativo se deteriora consistentemente o si aumenta la exposición a mercados emergentes.
Por otro lado, una mejora en el rating sería factible si se observa un fortalecimiento en el perfil de negocio y la rentabilidad ajustada por riesgo, junto con una contribución significativa de sus principales mercados, un control de riesgo efectivo y una mejora en las métricas de calidad de activos.