El Banco Central Europeo (BCE) se sitúa ‘en una buena posición’ con respecto a su política monetaria y se compromete a realizar todas las acciones necesarias para conservar dicha situación, declaró Christine Lagarde, presidenta del BCE, este jueves.
En la conferencia de prensa tras el encuentro del Consejo de Gobierno del BCE, donde los tipos de interés se han mantenido estables por tercera vez consecutiva, Lagarde señaló que, pese a los desafíos globales, la economía de la eurozona sigue creciendo, aunque el panorama futuro es incierto debido a las tensiones comerciales y geopolíticas vigentes.
‘Con un crecimiento del 0,2% en el tercer trimestre, ligeramente superior al consenso (…) no me quejaría demasiado del crecimiento en este momento’, indicó Lagarde, añadiendo que ‘podemos hacerlo mejor. Esperamos que así sea’.
Además, la presidenta del BCE remarcó que los indicadores de inflación subyacente siguen alineados con el objetivo de inflación del 2% a medio plazo, y que la mayoría de las previsiones de inflación a largo plazo también rondan ese porcentaje, lo que apoya la estabilización de la inflación cerca del objetivo del BCE.
‘Desde el punto de vista de la política monetaria, nos encontramos en una buena posición. ¿Es una buena posición permanente? No. Pero haremos todo lo necesario para asegurarnos de mantenerla’, resumió Lagarde.
La dirigente del BCE destacó la disminución de ciertos riesgos para el crecimiento económico, incluyendo el impacto del acuerdo comercial entre la UE y EE.UU., el reciente alto el fuego en Oriente Próximo y los avances en las negociaciones comerciales entre EE.UU. y China.
‘Algunos de los riesgos a la baja para el crecimiento han disminuido, y hemos mencionado específicamente estos tres. No llegaría necesariamente a la misma conclusión respecto a la inflación’, precisó Lagarde, destacando que el BCE mantiene un enfoque equilibrado al evaluar tanto los riesgos al alza como a la baja para la evolución de los precios.
En particular, mencionó el riesgo al alza para la inflación ‘que aún no se ha materializado’, relacionado con posibles cuellos de botella e interrupciones en la cadena de suministro en el marco de las negociaciones comerciales entre Washington y Pekín, especialmente en lo que concierne a las tierras raras, esenciales para varios sectores, incluidos el automotriz y el energético.
Asimismo, Lagarde indicó que el BCE sigue de cerca la composición de la inflación, prestando atención a la evolución del mercado laboral y los salarios y su impacto en la inflación.
Por otro lado, tras confirmar que el proyecto del euro digital avanzará a la siguiente fase tras completar satisfactoriamente el periodo de preparativos, Lagarde defendió el carácter de ‘bien público’ del dinero. ‘El dinero es un bien público’ construido sobre el dinero del banco central, que es esencial para asegurar que el dinero siga siendo un bien público. Así, reiteró que el euro digital es la versión digital de un billete y que el banco central debe garantizar que el dinero continúe siendo ese bien público accesible para los europeos.
‘Quizás dentro de diez años haya menos billetes en circulación, pero la gente seguirá necesitando la certeza de que un euro es un euro, igual que una rosa es una rosa’, afirmó, subrayando que el euro digital ‘no es un proyecto en busca de una causa’, sino que representa la capacidad de Europa para protegerse y para realizar transacciones con una moneda propia.
‘Lo fundamental es que el dinero es un bien público, los bancos centrales son los custodios de ese bien público y el dinero emitido por los bancos centrales debe tener su forma digital porque estamos entrando en una era diferente en la que no todo el mundo querrá necesariamente tener billetes’, concluyó Lagarde.
