El Aeropuerto de Málaga-Costa del Sol se ha posicionado como pionero en sostenibilidad y seguridad aérea tras la puesta en marcha de las primeras plantas solares fotovoltaicas para autoconsumo de iniciativa privada instaladas dentro de un recinto aeroportuario en España.
Las nuevas instalaciones de alta eficiencia se han desplegado en las bases de las empresas de alquiler de vehículos Europcar y Goldcar, en un proyecto concebido y ejecutado por la ingeniería malagueña Ubora Solar, con sede en el Málaga Tech Park.
El gran reto del proyecto fue garantizar la seguridad operacional, ante la preocupación de que los módulos fotovoltaicos pudieran provocar destellos o reflejos molestos para pilotos y personal de control, un aspecto estrictamente regulado por la normativa de Aena.
Para dar respuesta a este requisito, Ubora Solar llevó a cabo detallados estudios de deslumbramiento aeronáutico tomando como referencia los criterios técnicos de la Federal Aviation Administration (FAA) y de la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA).
Los resultados de estos análisis determinaron que los paneles instalados no producen reflejos que pongan en riesgo la operación aérea, con niveles de luminancia muy inferiores al límite de 20.000 cd/m2 establecido por la regulación europea. Asimismo, cualquier posible destello coincide con la posición del sol, quedando “enmascarado por su propio brillo” (sun masking).
“Este estudio confirma que las energías renovables pueden integrarse en entornos críticos como los aeropuertos sin ningún riesgo operativo. Nuestro objetivo es garantizar siempre la máxima seguridad al tiempo que impulsamos un modelo energético más sostenible”, destacó Carlos De Las Heras, CEO de Ubora Solar.
El sistema se complementa con un amplio dispositivo de respaldo formado por bancos de baterías y un grupo electrógeno, lo que permite asegurar el suministro de energía en todo momento.
Además del beneficio económico derivado del autoconsumo, el proyecto permitirá a Europcar y Goldcar dejar de emitir más de 50 toneladas de CO2 anuales, una reducción equiparable a plantar más de 10.000 árboles o a evitar recorrer más de 1,6 millones de kilómetros en un vehículo de combustión, reforzando así el avance del Aeropuerto de Málaga hacia un modelo energético más autosuficiente y respetuoso con el medio ambiente.