MoraBanc ha inaugurado este martes oficialmente su flamante sede central en el edificio Mil·leni de Andorra la Vella, en un evento que ha resaltado el arraigo familiar de la entidad bancaria.
En los discursos del acto, se ha enfatizado el rol de la banca como impulsora del desarrollo económico y social, además de reafirmar el compromiso de MoraBanc con el país tras más de 70 años de trayectoria, según se desprende de un comunicado oficial.
Representantes de la familia fundadora han presentado un bonsai gigante que decorará permanentemente el edificio como “símbolo de las raíces”.
LIDERAZGO Y SOSTENIBILIDAD
Joan Maria Nin, presidente de la entidad, ha expresado que la banca debe ser un agente que “construye y transforma la sociedad”, destacando que la renovación de la sede no solo busca mejorar las condiciones laborales de los trabajadores sino también el entorno ambiental.
Lluís Alsina, consejero delegado, ha señalado que la reforma completa la transformación hacia una banca digitalizada “sin perder el factor humano y la atención personal al cliente”.
Alsina también ha resaltado el compromiso con Andorra y la proyección internacional de la entidad, señalando el crecimiento sostenido y la consolidación de las instalaciones “a la altura del proyecto”.
UN EDIFICIO EMBLEMÁTICO
El icónico edificio de MoraBanc, situado en la céntrica avenida Meritxell, alberga a 280 empleados y contiene la oficina comercial más grande del banco, equipos de banca privada, de empresas y la mayoría de los servicios centrales.
La remodelación ha seguido principios de sostenibilidad que lo convierten en un “referente al país”: se ha logrado un ahorro energético del 35%, y un 16% de autogeneración de energía renovable gracias a placas fotovoltaicas.
Se han reducido las emisiones de CO2 mediante la instalación de equipos de aire primario, iluminación led de bajo consumo, aislamiento de última generación y un sistema de gestión energética centralizada, logrando además un ahorro del 50% en el consumo de agua.
La ejecución de las obras, llevadas a cabo en dos fases durante dos años, estuvo a cargo de GCA Architects bajo la dirección de Ton Puig, con la colaboración del estudio andorrano Cinc Estudio Arquitectura.