En 2024, las naciones pertenecientes a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) continuaron la tendencia de reducir su respaldo a las empresas, eliminando o revirtiendo las desgravaciones fiscales implementadas tras la pandemia, reveló el ‘think tank’ en su estudio ‘Tax Policy Reforms 2025’.
Por segundo año seguido, se observó que más países incrementaron los impuestos sobre los beneficios empresariales en comparación con los que optaron por reducirlos. “Si bien muchos gobiernos siguieron dando prioridad al apoyo a la inversión, se observó un giro notable hacia la movilización de ingresos, en particular, mediante aumentos de los tipos impositivos”, explicó la OCDE.
Además, se mantuvieron las estrategias para disminuir las bases impositivas mediante incentivos fiscales destinados a la inversión, especialmente en áreas como I+D, tecnologías limpias o sectores estratégicos. Este cambio forma parte de un ajuste más amplio iniciado en 2023, donde los gobiernos transitaron de ofrecer ayudas y exenciones fiscales debido a la pandemia hacia la búsqueda de nuevas fuentes de ingresos y el ajuste de las políticas de apoyo existentes.
Este ajuste en 2024 también se vio influido por la alta deuda pública y la necesidad de financiar gastos relacionados con el cambio climático, el envejecimiento de la población o la defensa en algunos países. La OCDE destacó un incremento en los tipos máximos del IRPF y los impuestos al capital, así como un aumento generalizado en las cotizaciones sociales para apoyar los sistemas de salud.
Por otro lado, se redujeron los IVAs especiales, y en su lugar, se incrementaron estos impuestos con un enfoque más dirigido. También se observaron aumentos en los impuestos a productos como el tabaco, alcohol y bebidas azucaradas en varios países. Finalmente, en 2024 se eliminaron los subsidios a los combustibles fósiles tras el fin de la crisis energética, fortaleciendo las medidas fiscales para financiar la transición ecológica.
