RedBird Capital Partners ha decidido no proceder con la adquisición de ‘The Telegraph’ tras la resistencia del personal del diario debido a los lazos de la empresa con China.
“RedBird ha retirado hoy su oferta por Telegraph Media Group (TMG). Seguimos creyendo plenamente en que ‘The Telegraph’ y su equipo de primer nivel tienen por delante un futuro brillante y trabajaremos duro para garantizar una solución que redunde en el mejor interés de los empleados y los lectores”, declaró un representante de RedBird según ‘Bloomberg’.
Actualmente, TMG es gestionado por RedBird IMI, una alianza entre RedBird e International Media Investments, con apoyo financiero de Emiratos Árabes Unidos. Esta sociedad se vio forzada a vender su participación en TMG tras la aprobación de una ley por el anterior gobierno conservador que prohibía la propiedad de periódicos por estados extranjeros.
RedBird había negociado un acuerdo por 500 millones de libras (566,3 millones de euros) para aumentar su participación en el capital social, permitiendo a IMI mantener un 15% de TMG después de que los laboristas relajaran la normativa sobre inversiones extranjeras en prensa.
Por otro lado, el multimillonario Leonard Blavatnik y la empresa propietaria del ‘Daily Mail’ continuarían con participaciones cercanas al 10%.
El intento de compra se complicó cuando ‘The Telegraph’ publicó un artículo a finales de octubre revelando la relación entre el presidente de RedBird, John Thornton, y Cai Qi, un influyente miembro del politburó del Partido Comunista Chino, lo que levantó sospechas sobre una posible influencia china en la opinión pública británica. Qi ha estado recientemente en el centro de un escándalo de espionaje.
Thornton es miembro del consejo asesor del China Investment Corporation y fue presidente de Silk Road Finance Corporation. Según ‘The Guardian’, RedBird ha negado cualquier conexión directa o indirecta con Pekín en la compra de TMG.
Además, en agosto, nueve organizaciones pro derechos humanos y libertad de expresión solicitaron a la secretaria de Cultura, Lisa Nandy, que interviniera dado que la transacción “amenazaba el pluralismo, la transparencia y la integridad informativa”.
